viernes, 25 de junio de 2010

The Wire



Quiero "compartir" (como dicen mis amigos chilenos) con ustedes una experiencia. He pasado unos buenos momentos leyendo la introducción y declaraciones de David Simon sobre la serie, asintiendo todo el rato. Al final, he descubierto que me habían robado la cartera.

Haciendo memoria, creo que ha sido después de leer que The Wire es una tragedia griega posmoderna. Una frase genial, que me ha emocionado. Puro marketing. Una mezcla explosiva propia de esas papelinas a las que tan aficionados son algunos llamados filósofos, y que dan como resultado escritos de fumados.

Una frase genial y una sandez intelectual. Al parecer, se trata de explicar con ella que, si en el mundo griego eran los dioses olímpicos quienes decidían el destino de los humanos, ahora lo hacen las instituciones de diverso signo. No suena mal. Sólo que en la cultura griega nunca decidieron los dioses el destino de los humanos. El destino lo decidía EL DESTINO. Y los dioses, a diferencia de los humanos, podían conocerlo anticipadamente, pero nunca torcerlo. Y, además, estaban LAS MADRES, allá en el fondo, que tanto intrigaran a Goehte en el Fausto.

No se me reboten, que no va la cosa de erudición. Va de que Simon presume todo el rato de "progre", de que se trata de una serie "crítica"...y de eso nada. También de que el tema es la CIUDAD... y tampoco, si acaso la zona Oeste de Baltimore. Si metes el tema del destino, entonces poco margen queda para la autonomía y capacidad de cambio de los seres humanos, excepto de servir de espectáculo a los olímpicos y a los posmodernos de obediencia francesa.

Y, sin embargo, es la mejor serie que he visto. De ella, antes de canibalizarla en un próximo trabajo académico, me quedan muchas imágenes. Una es la del post anterior: el límite como lugar de encuentro en un sofá de extremos que se tocan convirtiendo en sala de estar esos parquecillos de (la) nada en nuestras ciudades, verdaderos sí lugares para mucha gente.

miércoles, 23 de junio de 2010

domingo, 13 de junio de 2010

viernes, 4 de junio de 2010

martes, 1 de junio de 2010

la lucidez de Bernhard

"El aplauso es la recompensa del actor. Vive de ello. Yo, por mi parte, prefiero las transferencias de mi editorial".