lunes, 31 de enero de 2011

los nuevos sin papeles

Es conocida la angustia del inmigrante por hacerse con los “papeles” que acrediten su condición legal, pero lo es menos la del personal universitario inmerso en alguno de los incontables procesos de evaluación a los que se ve sometido regularmente: docencia, investigación, acreditaciones, plazas… A los que hay que añadir aquellos trámites innecesarios inventados por puro sadismo, y para solaz de algunos burócratas autodenominados gestores, por las propias Universidades.

La Universidad se ahoga en la burocracia y ello genera nuevas patologías. Una de ellas es el (mal) llamado síndrome de Diógenes universitario, consistente en acumular, por si acaso, ingentes resmas de cualquier papel que acredite lo que sea, susceptible de ser exigido, o no, en un futuro por el kafkiano evaluador de turno. Es esta una actividad que corroe el alma y trastorna al espíritu. Ya se han visto los fines de semana a los nuevos Gollum repasando babeantes sus tesoooros.

No son nuestras bibliotecas quienes nos echarán de casa, sino esa marea creciente de papel inútil, además por triplicado. Lo digital no basta para aplacar los apetitos inconfesables de un burócrata.

6 comentarios:

  1. ¿Sólo en las Universidades? Te aseguro que también en los centros de enseñanza secundaria, y quién sabe en qué lugares más. Pero claro, una persona obligada a realizar infinidad de trámites inservibles para cualquier cosa (la mayoría de ellas también inservibles) es alguien que no tiene tiempo para pensar en la situación a la que ha ido a parar. Un abrazo

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  2. ¿En qué lugares más?
    En los centros de educación primaria, sin ir más lejos.
    En todo el sistema educativo como mínimo y... más.

    Creo, David, que aunque nos entorpezcan con esa cantidad de papel inútil, no nos van a impedir pensar. Este blog es un ejemplo de ello.

    GENIAL esta entrada, que nos conduce a evitar que esta burocracia sin sentido "nos corroa el alma y nos trastorne el espíritu".

    Un abrazo.

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  3. Cuando la máquina burocrática acabe con la carne que rodea a los huesos de la que se alimenta, quedarán solamente calaveras desnudas en la educación.

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  4. Antes te daban algo a cambio de un papel. Ahora ni así, pero seguimos pensando que las cosas no han cambiado, por si acaso. Algunos matarían por un papel, aunque tampoco vaya a servir de nada. No sé si hemos ganado algo.

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  5. Llevo dos años inmerso en la redacción de la tesis doctoral pero me lleva más tiempo el papeleo (prematrícula donde hay que adjuntar carta de recomendación, matrícula, 20créditos del plan antiguo del primer año donde tengo que justificar el haberme cogido 5 en ideografía fuera del programa de estética y composición y convalidarlos en el segundo año donde los trabajos tutelados (12cdr) están partidos en dos asignaturas porque luego hay que pasar la prueba de suficiencia investigadora pagando derecho de examen religiosamente y después pagar el derecho a que la tésis lleve un título previo a la elección del tutor donde se puede elegir entre los profesores con los que redactaste los trabajos tutelados y no con aquel que estaba fuera de programa porque así están organizadas las cátedras, y donde ya no se sabe si los créditos cursados son compatibles con bolonia o no lo son, y si ahora los arquitectos somos tenemos ganado el grado o somos máster, y para resolverlo te dan charlas cada x para prevenirte de los sinsentidos universitarios y paro de contar...).
    Y todo este papeleo para intentar demostrar que los arquitectos pasaron de pensar mediante tipos a hacerlo con modos que no es lo mismo.
    Lo digital no basta (preparé una exposición digital de los trabajos cursados (32crds total) para superar la prueba de suficiencia investigadora, me llevé el saxofón al aula para aminizar las imágenes y aún así me obligaron a imprimir más de 500 folios en papel para que quedara constancia del esfuerzo realizado).
    Esto es absurdo!

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  6. La comunidad de Andalucía no me convalidó sus asignaturas de estética de las nuevas tecnologías, ni la de estética de las creaciones literarias para transtornarme el espíritu. Fui preso de la burrocracia más absurda, por no decir todos los disgustos que uno se lleva al pasar por 39 ventanillas donde los "andrillos" siempre tienen contestaciones a modo de formulario.
    BURROCRACIA.

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