sábado, 12 de noviembre de 2011

buenos tiempos para la cultura

Corren buenos tiempos para la cultura de creación y malos para la de subvención. Esto no es motivo para caer en la melancolía. Antes, el intelectual podía ser melancólico, hoy el melancólico no puede ser intelectual. Hay tanta variedad cultural sobre la que ejercitar su desdén que no da abasto. Claro que, para ello, es preciso que no hay perdido el sentido de la cultura, que sea capaz de reconocerla, en todos los sentidos de la palabra, alrededor suyo. Así, pues, ¿Muerte de los clásicos y de las humanidades? En modo alguno. Nunca se ha citado tanto en la época de las jerarquías verticales analógicas como en la de las jerarquías horizontales digitales.

Hay, pues, cultura de sobra, incluso podría decirse que sobra cultura, y hasta empieza a replantearse la vieja antítesis con la vida, a la que no es ajeno el oportunismo de los recambios generacionales. El futuro del siglo XIX pide paso. Parte de la nueva literatura (no digamos el arte) y crítica es eminentemente cultural, cuando no culturalista. Se advierte un síndrome Cela en ese ir recogiendo desde muy temprano objetos insignificantes que ocupen su lugar en una Fundación que ya ronda la mente. Son gente que escribe muy bien, pero no al desgaire, sino con una prosa y una no-poesía cuidadas, hasta el extremo del alambicamiento. Escriben ya para becarios en celo de tesis doctoral.

¿Muerte de los clásicos y de las humanidades? ¿Qué sentido tiene lamentarse si en la chamarilería de los apropiacionistas se encuentran todos los cachivaches – y más- que siempre nos han gustado? En pocos lugares del planeta hay tantos viudos de Foster Wallace como en España. El ideal de muchos son cincuenta páginas seguidas, apenas sin respiración, brillantes, irónicas, divertidas, sobre un detalle nimio (o cincuenta fragmentos de lo mismo), con un tiempo lento que haría palidecer de envidia a Proust. Ante este panorama, ¿qué más da que desaparezca el Ministerio de Cultura o se convierta en una Secretaría de Estado? El festival permanente de la cultura está garantizado. Las nuevas humanidades salvarán a las viejas, y la debacle económica de Grecia no impedirá seguir manteniendo una Grecia cultural de ciencia ficción.

1 comentario:

  1. Muy reidor y hurgador el comentario Cela-Wallace (por lo menos para mí jajaja)... la bulimia de lexicón celiana y la facturación de pisapapeles de 1000 páginas... una inusitada consanguinidad que despinta a ambos.. jaja

    Los ideales y la cultura: miniaturas, portátiles.

    Casi ultimado aquello. Pronto un envío.

    Saludos.
    P.

    ResponderEliminar