martes, 19 de septiembre de 2017

la belleza de los monstruos










La exposición del museo Thyssen, El Renacimiento en Venecia. Triunfo de la belleza y destrucción de la pintura, cumple con creces lo que promete en el título. En una de las salas la sorpresa, con una luz que deslumbra en la tela: el cuadro de Lotto...que puedo ver por primera vez aunque ya lo había leído hace mucho tiempo. No es lo mismo leer que mirar, es otro cuadro. Belleza, melancolía, sí, pero no la atormentada belleza del monstruo del bosque de Bomarzo que describiera Mújica Láinez. 

La novela es la biografía de la belleza en la fealdad: “horror a la fealdad” y “pasión por la belleza” definen la vida del personaje, esperando de la segunda una compensación y elevación sobre la primera. Conforme a esto, su “verdad” está en el cuadro que le pinta Lorenzo Lotto, de belleza ambigua y melancólica, con la luz iluminando el fino rostro y las delicadas manos, quedando en penumbra, invisible, la joroba. Por ese retrato puede vivir en el mundo falseado de lo real como ciudadano ideal de la belleza. Reino del que es regularmente expulsado quien, como él, reúne fealdad física, pero gran inteligencia y una exquisita sensibilidad: “A mi me atacaron y me defendí. Me odiaron y odié. Pero ansié delirantemente, hasta las lágrimas, que me amaran”. El resultado es una auténtica estética, estrategia, de la resistencia.

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