Cuando vemos a esos osos bailar para nosotros, es que lo que tocamos no esta sonando del todo mal. Pues hay quien logra sacar de unos calderos y unos palos, gran orquestas sinfónicas, de la cuales, las estrellas, estarían orgullosas. El problema es que ni el que toca ni el que baila, deben de ser unos arrítmicos... Sino armónicos...
El pensamiento antagónico del clásico "la música amansa a las fieras". En este caso las estimula. Nunca el resultado de nuestras pretensiones es el esperado.
Cuando vemos a esos osos bailar para nosotros, es que lo que tocamos no esta sonando del todo mal. Pues hay quien logra sacar de unos calderos y unos palos, gran orquestas sinfónicas, de la cuales, las estrellas, estarían orgullosas.
ResponderEliminarEl problema es que ni el que toca ni el que baila, deben de ser unos arrítmicos... Sino armónicos...
El pensamiento antagónico del clásico "la música amansa a las fieras". En este caso las estimula. Nunca el resultado de nuestras pretensiones es el esperado.
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