martes, 25 de agosto de 2020

22. Estética de verano. Upload.

 


Junto a un hilo thriller de baja intensidad el auténtico hilo rojo de esta temporada es la exploración de la historia de amor entre Nora y Nathan, entre lo vivo físico y lo vivo digital, ambos reales. De hecho, es muy significativo el embarazo al emplear palabras como sinónimos de lo que antes estaba enfrentado dialécticamente en la vieja terminología. El resultado es una ambigüedad muy estimulante.


La secuencia del funeral es uno de los ejemplos más claros de la estética postdigital donde se mezcla todo en ese digital ya consumado. Al tiempo que ve su funeral y participa separado por una mampara física/digital, un Nathan ridículamente customizado constata perplejo que todo se hace para él, pero sin él.


Es esta historia de amor, que no ahorra los tópicos verbales e icónicos más kitsch esencia de culebrones, la que sitúa esta serie en el ámbito de los imaginarios que he mencionado y que se diferencian radicalmente de los del ciberpunk, habitantes de la ruina urbana de los supervivientes solitarios. Aquí triunfa lo interracial políticamente correcto frente a lo previsible caucásico y glamouroso. Pero tamizado por la ironía. No hay el revoltijo de mezclas que hace imposible hoy día entender los remakes de películas históricas de hace años, con un bosque de Sherwood más variado en especímenes humanos que el arca de Noé y una corte artúrica preludio de todos los híbridos, con géneros, razas y tamaños futuros conviviendo como si nada fuera más natural.




La apariencia física cambia según la disponibilidad digital y las últimas imágenes, que dejan abierta la continuidad de la serie, ya adoptan ese color verdoso claro hopperiano de lo degradado en una luz incierta, meditabundo, a la espera de subir algún día desde el limbo de los 2 gigas al cielo digital de la tarifa plus.


sábado, 22 de agosto de 2020

21. Estética de verano. Bradbury. Estética poliestética.

 https://joseluismolinuevo.blogspot.com/2012/06/



"Las palabras sabían a verano. El vino era verano encerrado y taponado. Y ahora que Douglas sabía, realmente sabía, que estaba vivo, y se movía en el mundo para verlo y tocarlo, convenía que algo de este nuevo conocimiento, algo de este especial día de vendimia, fuera apartado y sellado, y abierto luego un día de enero, cuando nevara rápidamente y el sol estuviese oculto desde semanas o meses atrás, y el milagro, en parte olvidado, necesitara renovarse. Sería aquel un verano de insospechables maravillas, y Douglas quería que lo conservaran y ordeñaran. En cualquier momento bajaría de puntillas a ese húmedo crepúsculo y acercaría las puntas de los dedos.

   Y allí, hilera sobre hilera, con el color suave de las flores que se abren a la mañana, con la luz del sol de junio tras una débil película de polvo, estaría el vino. Y al mirar el día invernal a través de la botella... la nieve se fundiría en pastos, en los árboles vivirían otra vez pájaros, hojas, y capullos, como un continente de mariposas que se alzara al viento. Y el cielo acerado sería azul.

   Ten el estío en la mano, sírvete un poco de estío, un vasito nada más por supuesto, un sorbito para niños; cambia la estación en tus venas llevándote el vaso a los labios y empinando el estío". (Bradbury. El vino del estío)


20. Estética de verano. Upload

En el contraste de estas imágenes se ve la diferencia entre el ciberpunk y el fascismo posmodernno y lo postdigital y el posfascismo posmoderno, entre la violencia estetizada y la violencia razonable, entre el capitalismo avanzado y el capitalismo consumado. Los dos son unos supervivientes pero ahí acaba la semejanza: el depredador solitario matará al antiguo Prometeo siguiendo la tradición del arte y a todas las copias que pueda de él

Este otro, Nathan, tiene la textura de esa clase de "héroes" cuyo prototipo es el Wilhelm de Goethe: unos atontados con apariencia de pescado hervido que van dando tumbos por la vida y de los que se enamoran de manera incomprensible unas mujeres más valiosas que ellos. Es tan cute, exclama Nora, derritiéndose ante la simpleza del peluche Nathan. La serie tiene algo de novela de formación de un pequeño chorizo en una vida que se redime en otra Afterlife generando buenos y difusos sentimientos. No se trata de una rebelión sino de reajustar el sistema para hacerlo más humano. 

miércoles, 19 de agosto de 2020

19. Estética de verano. Upload

 


"No intentes consolarme de la muerte,esclarecido Odiseo: preferiría ser labrador y servir a otro, o un hombre indigente que tuviera poco caudal para mantenerse, a reinar sobre todos los muertos".


Esta cita de la Odisea, de la visita de Ulises al Hades y la respuesta de Aquiles a sus congratulaciones, da el tono de otro aspecto de la complejidad de la serie y la remite al contexto de la novela de Galouye y serie de Fassbinder ya analizados. La frase de Descartes ha sido solo un hilo conductor. En la herencia platónica idealista y dialéctica de mente y cuerpo, que pobló buena parte de los imaginarios del siglo XX las nuevas tecnologías eran tecnologías de la mente que abandona el cuerpo. A diferencia del tópico las nuevas tecnologías y lo digital en concreto nunca han sido solo cartesianas. Más bien lo contrario. Nathan, como en la cita de Homero, después de haber bebido “la negra sangre” de los gigas contratados que le hace revivir echa de menos la otra vida, la corporal, la física, llamada real, aunque le insisten para consolarle que también lo es la digital. La puntualización es muy interesante pues uno de los errores del siglo pasado y que algunos continúan cometiendo es confundir lo físico con lo real, estableciendo una antinomia con lo virtual y lo digital. Pero estos últimos son tan “reales” como lo físico, solo que distintos de ello. E incluso la “nueva estética” (como veremos) trata de erosionar esa diferencia. A pesar de que Nora le insiste en que ha renacido a una nueva vida, como Neo en secuela de Matrix, Nathan piensa que esa Afterlife no es vida. Los guiños a lo háptico no pueden ser más explícitos.

domingo, 16 de agosto de 2020

18. Estética de verano. Upload





El tecnorromanticismo oscuro deja paso aquí al new age: no se quiere un mundo mejor sino un mundo distinto como en los poshumanismos, no transhumanismos. La potente matrix es la misma que en los romanticismos desde el siglo XIX: el aburrimiento, no el dolor ni el sufrimiento. De casa, un tabuco, al trabajo, una “oficina siniestra”. Nora trabaja en un sitio cutre, un espacio corrido que ofrece una imagen intemporal de personas amarradas, antes a unas máquinas de escribir, ahora a unos ordenadores bastante corrientes que ofrecen prestaciones extraordinarias junto a molestos tábanos en forma de anuncios. Y así día tras día.


No falta la ironía al sexo consentido y puntuado. Nathan descubre también que la eternidad digital es aburrida. Siempre lo mismo y, encima, está el glitch del servicio técnico espiritual no siempre a la altura.

jueves, 13 de agosto de 2020

17. Estética de verano. Upload.

 

Upload no va ni de utopías ni de distopías sino de servicios al cliente. En el 2033 parece haber un presente tan precario como el actual por lo que resulta aconsejable a los que puedan permitírselo ir ahorrando para un plan de pensiones de eternidad digital, una afterlife físicamente descabezada pero mentalmente activa.




El presente ya no camina hacia el futuro, sino que este depende de aquel: basta un delete caprichoso para que se acabe esa eternidad digital a crédito que también puede ser modulada según los planes de pago, es decir, gigas de existencia. Si es cierto que el cine es una ventana al inconsciente colectivo esta serie muestra que ha cambiado en los imaginarios de futuro: del totalitarismo ciberpunk al vintage del posfascismo posmoderno.

Se trata, ciertamente, de sobrevivir en los dos tipos de imaginarios pero los avances tecnológicos han ido en otra dirección: nada de androides malévolos caminando disfrazados por las calles, los viajes espaciales han menguado, no ha habido una tercera guerra mundial contaminando la tierra de manera irreversible, no se avizoran naves galácticas abarrotadas en busca de un planeta menos inhóspito. Para producir grandes distopías estéticas se necesita una seguridad económica como la de los yuppies de los ochenta, encerrados en sus lujosas urbanizaciones a prueba de inmigrantes. En la "era postdigital" del capitalismo consumado lo que se pide es café, eternidad digital, para todos. El futuro está ya en un presente que no se le corresponde tecnológicamente.  Mientras tanto, aguantar, con algún que otro gesto de rebelión irónica a espaldas del jefe tirano.  


martes, 11 de agosto de 2020

16. Estética de verano. Upload.

 

Lo relevante en los análisis de estética política no es el qué sino el cómo. En cine salen dos películas radicalmente distintas si se ven con o sin sonido. Esto es especialmente recomendable para los letraheridos que oyen los diálogos, pero no ven las imágenes. Los primeros informan, las segundas conforman; oyes las razones de los vencidos, pero vence, convence, por identificación biológica, la fuerza de los vencedores. Es el manual de estética política desde Schiller: lo más fuerte estéticamente es lo más bajo éticamente. Es el núcleo de las estéticas totalitarias del fascismo moderno. Este ha ido mutando respecto a sus métodos sin abandonar el objetivo: la conquista emocionalmente manipuladora del poder. Lo seguimos viendo hoy día.

Si se confunden los niveles estético y ético en los análisis políticos las consecuencias son devastadoras para la democracia. Y deparan sorpresas inesperadas: tanto Un mundo feliz de Huxley como 1984 de Orwell son dos críticas totalitarias al totalitarismo, es decir, dos apologías involuntarias de los fascismos. Los discursos de los dictadores son más potentes estéticamente que los de El Salvaje y Winston y, al final, no hay alternativa: el primero se suicida y el segundo traiciona. Un chollo de oposición para cualquier dictador.

La cita de Berdiaeff al comienzo de Un mundo feliz ha señalado un posible rumbo de los imaginarios del siglo XX en torno a las sociedades futuras de las nuevas tecnologías. La doctrina oficial ha sido que una distopía es una utopía consumada: un mundo feliz. Luego hay que evitar las utopías por su deriva inevitable al totalitarismo y la falta de libertad. Al parecer, la posibilidad de unas utopías ciudadanas limitadas ni se les pasaba por la cabeza, destinados a caer en manos de descerebrados “elegidos” ciberpunk a quien nadie había elegido. Es el fascismo posmoderno.

A pesar de las jugadas de la memoria hermenéutica, de la cita de Berdiaeff, no parece nada de esto en el tecnorromanticismo de la supuesta era “postdigital”, del siglo XXI, en el que se inscribe Upload. Esta serie es ya posfascismo posmoderno.

lunes, 10 de agosto de 2020

15. Estética de verano. Upload.



Si he dicho que Upload es muy interesante no ha sido porque plantee los típicos dramones de lo binario dialéctico (utopías-distopías, real-digital, desgracia-felicidad) sino porque los recicla diluyéndolos en una ambigüedad llena de posibilidades. En un Metro abarrotado un anuncio del paraíso afterlife, Lake view, pasa como un banner sin que nadie preste atención, aunque si lo merezca la cursi holografía de una escena romántica que emociona a dos pasajeras. Este último detalle anodino es una de las claves estéticas de la serie. Se supone que es un futuro kurzweiliano de 2033 en que pocas cosas han cambiado y otras se creen reconocer enseguida: la distopía de un mundo postdigital como resultado de la utopía digital ya realizada. Retazos de Un mundo feliz: Nora Antony lleva una vida real jodida y Nathan Brown una eternidad digital aburrida. Pero el recuerdo, el reconocer, la cita, engaña al conocer.