sábado, 3 de diciembre de 2011

una maravilla








Una maravilla de película: The Mill and the Cross de Lech Majewski
Una auténtica lección de historia del arte, de estética política ("Lo he visto todo", palabra de Nexus)
No se la pierdan

miércoles, 30 de noviembre de 2011

sábado, 26 de noviembre de 2011

martes, 22 de noviembre de 2011

miércoles, 16 de noviembre de 2011

bienvenidos a la Universidad



" He visto cosas que no creeríais
Facultades de Humanidades elevándose hasta el cielo de Grecia
He sido comisario de exposiciones superjugosas,
nómada charlista de incontables Congresos, Fundaciones y Cajas de Ahorros
He tenido bolos mejores que la caja de Ocean´s eleven
Todos estos recuerdos se perderán
coj,coj
como lágrimas en la lluvia
Es tiempo de jubilarse".

Cada año, como las hojas del otoño, aparecen discursos de adiós a la Universidad y de bienvenida a la misma. Es el ciclo de la vida universitaria: para unos comienza, para otros se acaba. Unos lo celebran todavía con novatadas propias de la alegría de un Neanderthal, otros se despiden con la melancolía del fin del mundo al estilo Triers. No se sabe muy bien si la Universidad se acaba porque se jubilan, o se jubilan por que se acaba la Universidad. Probablemente las dos cosas.

¿Está tan mal la Universidad? ¿Estaba tan bien antes? Una cosa es cierta, antes era más descabellada, ahora más kafkiana. El enemigo está dentro. Ni en la peor de las pesadillas se podía haber diseñado un programa más absurdo de autoevaluación que el de la Universidad de Salamanca, conocido como DOCENTIA. Convirtió a todo el profesorado en gente enloquecida con síndrome de sin papeles. Ha sido retirado por fuerza mayor, pero ya están maquinando uno nuevo. ¿No hay cosas mejores que hacer? Inevitablemente acude la letra de Serrat: "niño, deja ya de joder con la pelota....".

Y, sin embargo, y a pesar de los vicerrectorados de innovación, nunca ha habido una época mejor para que la Universidad sea creativa. Depende de nosotros. A pesar de los recortes, tenemos más recursos que antes, materiales y humanos. Se impone una racionalización. A pesar de Bolonia, el esfuerzo interuniversitario, los proyectos de investigación y másteres de excelencia, y el trabajo conjunto de profesores y alumnos (ya no se viene solo a escuchar), permitirá sacar adelante una docencia y una investigación de calidad, que debe abandonar el modelo insular a favor del archipiélago.

Solo hay un pequeño problema, y es que todo esto requiere trabajar y, además, en el sitio de trabajo, ya que, entre otras cosas, es por lo que nos pagan. Desde hace décadas los mejores discursos apocalípticos sobre la Universidad corrían a cargo de profesores universitarios que apenas la pisaban, por lo que disponían de una inmejorable perspectiva para el recuento de sus males, aunque sin aportar remedios. Estaban en sus cosas.

No me preocupa el intelectual melancólico cebolleta que lame sus heridas, pero sí esta proliferación de intelectuales cenizos carpantas que nos espanta al personal.