jueves, 26 de agosto de 2010

Godard


Es la mejor biografía que he leído en los últimos años. No por el tema tratado sino por cómo lo hace. No porque sea un fan de Godard (que no lo soy) y su lectura me haya gratificado. El interés y el gusto no son lo mismo: es el abc de las estéticas cognitivas. Detesto las biografías como hagiografías. Mienten.Y suele ser el género habitual. Al fin y al cabo, como decía Ortega, la biografía es el sistema en el que se armonizan las contradicciones de una existencia. Todo lo contrario de lo que sucede aquí. Las diferentes etapas de una obra compleja, que juega a la paradoja y a desmentirse a sí misma (como el tan citado de que el travelling es una cuestión moral), se iluminan en la pormenorizada descripción de su “dificultad de ser”. En cierto modo, como se ha dicho, si hay una obra es porque su genio es más fuerte que él, que su voluntad de autodestrucción.

Vida y obra se trenzan en un laboratorio de formas, un experimento sin fin: desde la Nouvelle Vague siguiendo por el grupo Vertov y sus ensayos como virtuoso de las nuevas tecnologías, en especial del vídeo, hasta el fiasco más reciente del Pompidou. Todavía ahora sorprende lo último hecho. Godard vive de sobrevivirse a sí mismo: creación que niega la memoria alimentándose de ella. Con una voluntad férrea de estar en su tiempo, de ser contemporáneo a destiempo, creando nuevas formas, imágenes, la auténtica “política”, según él.

En cierto modo, el autor ha aplicado el método Godard a Godard. A lo largo de casi mil páginas de apretada lectura hace un análisis de su trayectoria como un ejemplo genial de creación crítica y, por ello, el libro es desde las primeras páginas una recreación crítica de la misma. Merece la pena subrayarlo una vez más, ya que lo interesante, al menos en estética, son los ejemplos ejemplares y no las vidas ejemplares.

¿En qué ha sido, entre otros, un ejemplo ejemplar Godard?. En algo que subyace a las últimas películas de directores de la “modernidad melancólica” (que dejé fuera en “Retorno a la imagen”) como Antonioni, Wenders, Herzog, Tarr, Jarmusch, Lynch…, con mayor presupuesto, stars, y ruido mediático. Es el intento de “aprovecharse del sistema, ser mejor que él y seguir siendo uno mismo”. Parece como si habláramos de ahora mismo y de otros.

domingo, 22 de agosto de 2010

lunes, 9 de agosto de 2010

La estética The Wire


En materiales he colgado el texto. Es un borrador del que preparo para Miradas de cine,y forma parte de un capítulo del próximo libro.

viernes, 6 de agosto de 2010

El origen, decepción.

Acabo de ver la película. Mi impresión es que se trata de las aventuras del Equipo A contadas por Zizek: mal rollo lacaniano y esteticismo en los efectos y afectos especiales. Nolan, más que un extractor, es un predator de ideas e imágenes ajenas. Ya lo señalé a propósito de El caballero oscuro en este mismo blog.

martes, 3 de agosto de 2010