Para los cinéfilos las imágenes tienen 40 años: sampleados de Dreyer, Bergman, el inevitable Brueghel en la nieve, guiños a Tarkovski...La rancia moralina acumula otros cuarenta: buenismo narcotizante postfrankfurtiano en gotero. El acierto en algunas escenas como la gélidamente desgarradora del doctor que rompe con la comadrona hace añorar al mejor Haneke de Funny games y El vídeo de Benny.
El manierismo preciosista de la fotografía al servicio de una simplista, irresponsable pero tranquilizadora alegoria del mal como origen del nazismo configura lo que con acierto Fernández Porta ha denominado "esencialismo blockbuster". Es una pena, pero enhorabuena.
esto no me ha gustado nada. a mí me parece muy buena película.
ResponderEliminardfgsdjhfgdsfgsd
a veces me pregunto si no piensas demasiado, no precisamente en imágenes.
ResponderEliminar(es solamente una reflexión, pero parece hasta que tengas miedo de ser como fuiste. no conocí el "fuiste" pero pareces ser un personaje y me amarga que sea un personaje de realidad y no de película)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿Por qué resultas tan intimidantemente joven y actual escribiendo, Molinuevo?
ResponderEliminarPorta y tú sois, sin caer en atrevimientos, los dos teóricos más importantes del momento presente en nuestro país. A mi juicio.
saludos.
Molinuevo, a por el profeta de Audiard.
ResponderEliminarEx Nihilo Nihil fit. La tradición, porque 40 años de distancia en el cine ya es tradición, es materia viva, energizada, que el autor puede reproducir, rehacer, modificar, etc.
ResponderEliminar