“Imaginen que sólo hiciéramos películas sobre los problemas psicológicos
de las personas que manejaban los campos de concentración y nunca sobre sus
víctimas. Eso es lo que se hace en Estados Unidos. Hay doscientas películas
sobre lo difícil que fue regresar de Vietnam y sufrir por el desempleo, o los
traumas, etc. Eso es algo raro; primero, matas 1.5 millones de personas y luego
tu única preocupación es si tu esposa te dejó o si aún puedes amarla. Harun
Farocki. Frieda Grafe, Süddeutsche Zeitung, 1982.
-" ¿Hace usted eso a menudo?
- ¿Qué?
- ¿Aliviar a los cabrones"
- Si están enfermos, sí ".
(Bárbara. Petzold)
¿Se imaginan películas también sobre los problemas psicológicos de los kapos, SS, guardianes de los campos de concentración nazis? ¿Habría que hacerlas? ¿Pasaríamos de la banalidad del mal al mal de la banalidad? No son preguntas para buenistas. En Bárbara se trata de la Stasi, motivo del diálogo anterior, en Phoenix de Auschwitz.
Bárbara y Phoenix son algunas de las películas de La Escuela de Berlín que vamos a analizar en el Máster de filosofía. Bárbara es una película hermosa, muy hermosa. No bella. Inútil acudir a la RAE para ver las diferencias. Se arman un lío (no son los únicos) cuando se trata de temas estéticos. Si acaso la tercera acepción periférica de "hermoso": Despejado, apacible y sereno. Las dos películas son algunos de los ejemplos más acabados que he visto nunca de la poética de la mirada de perfil, rasgo sobresaliente de la Escuela.
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