sábado, 27 de marzo de 2021

el "tiempo ahora" del posfascismo posmoderno (6)


Repasando los textos icónicos del post anterior. En vez de la expresión "reescritura de la realidad" habría que inventar la de "reimaginación de la realidad" para explicar el efecto de esas imágenes en acción como imágenes operativas. Son las imágenes del “como si” hubieran ocurrido por las que se comunican los cerebros. Hasta tal punto que hacen dudar al protagonista, a Shaun, que confiaba en “su” relato verbal para construir la realidad y ahora no sabe a lo que atenerse o quizá si, “la justicia me alcanzó”, reconoce al final. Están las imágenes de la cámara y sus otras imágenes, las del subconsciente. Las verdades de las imágenes por él manipuladas y las de los otros se abren paso como glitch, las del afgano suplicando piedad, las de él quizá golpeando a la abogada. Imágenes fake, como la de las manos de ella, se superponen con las del afgano, que son verdaderas, aunque él las ha reprimido contándose muchas veces la misma versión exculpatoria. Si la acción contemplada en los hechos que se narran es lineal lo notable en los capítulos de la serie para el espectador se va desarrollando en procesos paralelos de modo que ya no sabe a qué carta quedarse. La tradicional distinción entre historia y relato desaparece. La historia ya no está basada en hechos sucedidos sino en acciones para que sucedas, en relatos, que se construyen, no ya con palabras, sino con imágenes.




Estos nuevos relatos icónicos tienen un carácter lineal y secuencial en su presentación, pero no han sido construidos así. Merece la pena detenerse en esto pues estamos ante una singular labor de “apropiación”. Ya no se trata del prestigio de los orígenes ni de la mística de los “inicios” frente a los comienzos, tipo heideggeriano. No es tanto en ellos sino en las interrupciones, los intermedios, donde se construye el relato y se cambia la historia. Algo que pasa, un autobús, un camión, y tapa momentáneamente al espectador la escena que estaba viendo. Es entonces cuando entran en el juego las otras imágenes, las imágenes operativas. Pero ¿cómo entender su temporalidad, su operatividad?





La vigilante de una cámara de seguridad en Londres está viendo “en tiempo real” una secuencia de imágenes manipuladas como si estuvieran sucediendo en ese momento. La presencialidad afecta a la tradicional secuencia de tiempos, de pasado, presente y futuro. En el siglo pasado se puso en referencia ese tiempo tecnológico de final de siglo, el “tiempo real” con el otro mesiánico de sus comienzos, el “tiempo ahora” benjaminiano. La suprema ironía de la “apropiación” en esta serie es que los nuevos vencedores del siglo XXI se apropian de la forma de escribir la historia de los vencidos en el XX para conseguir sus propósitos “ciudadanos”. En otros términos: el posfascismo posmoderno hace suya la crítica al fascismo moderno para construir su nuevo relato en forma de historia “real”. Parafraseando a Benjamin: el girasol del futuro vuelve sus ojos al presente para que construya el pasado. Y todo ello en apelación al “instante del peligro” que se está viviendo y del que me ocuparé en otro post: el terrorismo. “Solo producimos imágenes que sabemos que pasaron”, dice Gemma. El relato del pasado se escribe desde el futuro como historia contemporánea del presente.


sábado, 13 de marzo de 2021

domingo, 7 de marzo de 2021

las imágenes de síntesis como "puesta en obra de la verdad" (4)







Lo más interesante de esta serie no es la imagen que da de la política estilo Gran Hermano sino de la nueva forma de hacer política con las imágenes de síntesis. Los lobotomizados por las tecnologías del yo, junto con los dialécticos, miran al dedo, a la aparente denuncia de la vigilancia y las fake news, pero es preciso tener en cuenta también la perspectiva de las tecnologías ciudadanas que se fijan hacia donde apunta: la inevitabilidad e incluso la necesidad del posfascismo posmoderno de la manipulación de las imágenes, de la violencia razonable, de lo totalitario para “salvarnos” de lo totalitario. La nueva política con las nuevas imágenes.

En el último capítulo el jefe del espionaje americano, Frank, le dice a Shaun que las imágenes que está viendo son reales, sin manipular, es decir, verdaderas, pero añade, figúrate lo que pueden hacer mis chicos con ellas si se ponen creativos. De jugar inocentemente con su hija pasaría a ser acusado de pederastia. Y las imágenes serían igualmente “reales” y “verdaderas”. Indistinguibles. Son imágenes de síntesis. Son imágenes en acción. Es la imaginación en su triple función moderna de reproductora, productora y anticipadora. Es moderna y también romántica.

 


Las imágenes de síntesis modifican no solo el modo tradicional de concebir la verdad como concordancia sino las garantías de autenticidad ofrecidas por las nuevas tecnologías del siglo pasado cuando las emitía “en directo” y “en tiempo real”. En una paráfrasis que sorprendería al filósofo se podría decir que las imágenes de síntesis son “la puesta en obra de la verdad”, no el mundo reducido a imagen de las analógicas que conocía sino el mundo expandido en imágenes de las digitales, más tardías. La agente del M15, Gemma, asegura que la “corrección” (manipulación) es verdad, es la verdad recreada. En esa misma tradición que recupera el romanticismo mezclando mito y religión en la mística de las nuevas tecnologías, la palabra verdadera, mito, es aquí la imagen verdadera que, como ficción operativa, crea aquello muestra, es auténtica poiesis. Las imágenes de síntesis son la poesía de lo digital.