Estos días puede verse una exposición de
fotografía en la Fundación Juan March con el título Detente, instante y
el subtítulo Una historia de la fotografía.
En la página web se lee dirigido al
futuro visitante.
“Descubrirá también muchas imágenes –unas
célebres, otras sorprendentemente desconocidas– ante las que correr el riesgo
de detener el instante, como deseó Fausto, y dejar que la mirada se llene para
siempre”.
En el folleto de mano:
“Además de la edad y de la diversidad de
las obras reunidas aquí, tras todas ellas hubo artífices que lograron lo que
Goethe hizo desear a su Fausto: detener un instante y preservarlo para siempre”.
Desde hace tiempo me ha sorprendido la
tendencia a poner títulos esteticistas a las exposiciones de arte, lo que
confunde sin aportar información sobre aquello que debería introducir. En este
caso, el subtítulo, Una historia de la fotografía, lo remedia y hubiera
sido suficiente con él. A la manipulación emocional del esteticismo se une,
además, la inútil erudición, que suele acompañar a ese tipo de títulos en los
textos explicativos. No solo confunden sino que, a veces, se confunden. La cita
de Goethe a la que se acogen como criterio de autoridad recomienda todo lo
contrario de lo que pretenden. Ni Fausto ni Goethe desean detener el instante.
«Fausto.– ¡Choquen nuestras manos! Si un día
le digo al instante: “¡Detente!, ¡eres tan bello!”, puedes entonces cargarme de
cadenas, entonces consentiré gustoso en morir. Entonces puede doblar la fúnebre
campana; entonces quedas eximido de tu servicio; puede pararse el reloj, caer
la manecilla y finir el tiempo para mí».
No estoy de acuerdo con que la fotografía
sea tiempo detenido. Pero no voy a entrar ahora en ello. Lo relevante de la
cita es la apuesta que Fausto hace con Mefistófeles en el Fausto de
Goethe: si alguna vez quiere detener el instante, entonces puede quedarse con
su alma y morirá. Intentar detener el instante es entregar el alma al diablo. Detener el tiempo, el instante, es morir, todo lo contrario
del impulso fáustico en Goethe, dejar correr el tiempo, la sucesión, vivir.
El día de mi visita había un numeroso, animoso,
contingente del IMSERSO, espero que no hicieran caso de la sugerencia de
detener su instante contemplando las fotografías.
Otro abrazo, David
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