sábado, 13 de mayo de 2023

Reflexiones sobre el proyecto de normativa europea para regular el empleo de la IA (1)


El proyecto no deja de ser ambicioso, ya que aspira, no solo a liderar las iniciativas mundiales en torno a este tema, sino a que sea “tecnológicamente neutro” y sirva la regulación para el presente y el futuro. Este punto, la neutralidad, parece tocar un punto siempre en discusión y que ha despertado grandes recelos como es el relativo a “la neutralidad de la técnica”. No es el caso. Se refiere a que la regulación no pretende prohibir el uso (todo lo contrario) sino corregir el abuso de la IA, especialmente en lo relativo a la vulneración de los derechos humanos, mencionados al detalle. El primero (y esto sí que es problemático en su concreción) cuando se trata de la “dignidad humana”, pues, yendo más allá, enfatiza que todo el proyecto es “homo céntrico”, lo que no deja de tener consecuencias importantes, como veremos, respecto al sujeto de las tecnologías. Además, su intención de perdurar hace que considere a la IA como un fenómeno actual, pero no efímero, en cuyo enfoque regulatorio deben estar presentes los criterios técnicos, referidos a las aplicaciones, no los esencialistas de las definiciones tradicionales. Hay dos palabras “velocidad” y “control” que expresan la conciencia del cambio y, al mismo tiempo, la posibilidad y necesidad de regularlo en cada momento. Desde este punto de vista, una de las cosas más llamativas de este proyecto para quien viene del campo de la teoría es el lenguaje empleado, descriptivo, no universalista y de conceptos emocionales, con lo que se sabe de qué se está hablando en cada momento. El contraste con el tecnorromántico de las metáforas digitales es llamativo. Una y otra vez aparece la palabra “ciudadanas” con lo que se recuerda que se está hablando de tecnologías ciudadanas. Una novedad.  

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