lunes, 13 de noviembre de 2023

Oppenheimer mon amour

 La entradilla admite variantes: es una extraordinaria película, a pesar de ser de Nolan, por ser de Nolan, no lo es por ser de Nolan. Algo de todo eso hay. Depende de las preferencias. Para quien le gusten las películas de Nolan encontrará aquí algunos ingredientes de las anteriores: misticismo barato sobre la luz negra, frases de blockbuster que nunca faltan (“el poder está en la sombra”), imágenes finales kitsch de apocalipsis nuclear integrado. Lo que no obsta para que sorprenda con el magnífico manejo de los tiempos en la preparación del estallido de la primera bomba atómica en Los Álamos, la sobriedad y renuncia a fuegos artificiales y explosiones cósmicas en su visionado. Ahí sí que se acerca al biopic, pero no nos engañemos. Nolan es Nolan. Si renuncia a los galimatías tipo Escher de Inception, no puede evitar que la película sea, una vez más, sobre sí mismo. Y la marca de la casa, la estética de sus blockbusters, es el romanticismo oscuro. Si adopta la forma de biopic, el caballero tiene que ser “oscuro” y sufridor. Vaya por delante que la fórmula suele tener un poder irresistible para el personal, mecido por débiles emociones contrapuestas y bien administradas, junto con un puntito, una pequeña dosis, de sublime, que le compensa el no entender casi nada de lo que está viendo.

La estructura narrativa de la película no es lineal, sino circular, como era previsible en el enfoque del director. Decía antes que no era un biopic en sentido estricto y menos si se compara con el magnífico, en todos los sentidos, documental que ha salido este mismo año sobre Oppenheimer. A Nolan no le interesan, por pedestres, los enfoques sociales, políticos e incluso personales del tema. Lo que le interesa en ese contexto de romanticismo oscuro es la dimensión mitológica del mismo.

Y así, desde el comienzo, oscilamos entre Ozymandias y Prometeo. Ante la trucada Comisión se van mostrando los pedazos gigantescos de la estatua del que se vio a sí mismo (siguiendo la tradición india) como el “destructor de mundos” y, simultáneamente, se reconstruye para el espectador la figura del “Prometeo americano”, padre de la bomba atómica, que dio a sus compatriotas la posibilidad de ganar definitivamente la guerra contra Japón. No deja de aparecer también como un “moderno” Prometeo, con todas sus ambigüedades, víctima y verdugo a la vez. Muy propio del relativismo posmoderno de Nolan al que le encantan los héroes del mal, pero sufridores. Este enfoque cuela con el espectador, no con los obtusos militares y políticos estadounidenses que no entienden muy bien por qué “Opi” quería tener la bomba atómica antes que los nazis, arrojársela a los japoneses para acabar antes la guerra y ahora hace melindres pacifistas frente a la carrera armamentística de la Unión Soviética. ¿Por qué ahora en la guerra fría no le sigue valiendo el principio de la “violencia razonable”? Por otra parte, “Opi” no condenó las matanzas de Hiroshima y Nagasaki, aunque las deplora. Y es muy sintomático.

El título de este comentario, Oppenheimer mon amour, no se refiere a una crítica de comisario político de la actuación de Oppenheimer sino del enfoque de la película de Nolan. Se refiere a las imágenes que faltan de la película y que se encuentran, con mayor o menor fortuna, en otras. En una secuencia se muestra a Oppenheimer en una sala de proyección con una voz en off relatando la masacre de Hiroshima, no se muestran imágenes de ella, sino del científico espectador con rostro demudado. Nada más. ¿Por qué faltan? Porque sobran otras.



Godard tildó de pornografía emocional que en Hiroshima mon amour Resnais hubiera puesto en primeros planos escenas eróticas de la pareja y cuerpos destrozados de japoneses por la explosión nuclear, equiparándolas icónicamente, amor y terror. Nolan ahorra estas últimas, pero mete, sin que venga a cuento, a Opi realizando un coito a capella delante de la Comisión, no es un flashback sino en directo. Otro pellizco, en forma de provocación visual, marca de la casa. No hay imágenes del genocidio, tampoco se condenan, solo un tenue lamento, los efectos colaterales. Lo que queda en la retina es un Prometeo americano traicionado y castigado por haber hecho bien su trabajo y un poco cansado de la ingratitud de los seres humanos. ¿Verdugo? A estas alturas de la larga película no vamos a ponernos así, dejémoslo en víctima… del destino, versión griega. Ese que acaba castigando a aquellos que lo cumplen huyendo de él (yo no quería…). Solo le quedaría rematar, con Sartre, que el infierno son los otros, es decir, los políticos. Nunca falla.


sábado, 28 de octubre de 2023

el arte (rentable) de meter miedo: del androide al algoritmo.

 Cédric Durand concluye su muy interesante libro Tecnofeudalismo. Crítica de la economía digital:

" El futuro pertenece a la mano invisible de los algoritmos"

Quizá sería más responsable decir: el futuro pertenece a la mano visible de los seres humanos. Todo depende de nosotros. Mientras tanto, es más rentable hacer caja mediática con los imaginarios estéticos de las distopías tecnológicas. Un nuevo (cuántos ya) ciberpunk. De Dick ("el mal tiene rostro de metal") a Tolkien (un algoritmo para dominarlos a todos). Qué pesados son. 

jueves, 26 de octubre de 2023

cine y literatura

 "¿Para qué sirve el cine, si viene después de la literatura?"

(Godard. Pensar entre imágenes)

jueves, 19 de octubre de 2023

martes, 10 de octubre de 2023

La Balsa de la Medusa en serie




 





El arte del crimen es una serie policiaca muy entretenida sobre delitos en torno a obras de arte. Cada doble entrega se centra en la obra de un artista y da mucha información sobre ella. El 1.5 y 1.6 están dedicados a crímenes relacionados con La Balsa de la Medusa y los avatares de su creación por Géricault. Su biografía y la del criminal aparecen entrelazadas de una manera sorprendente. 

sábado, 7 de octubre de 2023

oler poder

" —Recuerda bien mis palabras. En el momento en que nuestros camaradas huelan el poder por primera vez, sacrificarán cualquier principio que puedan tener. Y aquellos de nosotros que decidan permanecer en la disidencia serán demonizados o, lo que es aún más probable, ridiculizados". (Yanis Varoufakis en Otra realidad, 2021)

miércoles, 13 de septiembre de 2023

domingo, 10 de septiembre de 2023

No siempre

 


“A fin de cuentas, la mayor ventaja del oficio de humorista, y más generalmente de la actitud humorística en la vida, es poder portarse como un cabrón con toda impunidad, e incluso rentabilizar cómodamente la abyección, tanto en éxito sexual como económico, todo ello con la aprobación general”. 
(Houellebecq. La posibilidad de una isla)

No siempre

Penosa lectura del texto de alguien que se hace pasar por un pardillo.


"En pocos momentos revisé el conjunto de mi carrera, sobre todo cinematográfica. Racismo, pedofilia, canibalismo, parricidio, tortura y barbarie: en menos de una década, había escogido la flor y nata de la casi totalidad de los mercados rentables. De todas formas era curioso, me dije una vez más, que a los medios cinematográficos les hubiera parecido tan novedosa la alianza de la maldad y la risa; en la profesión no debían leer mucho a Baudelaire”. (La posibilidad de una isla)

Parece que alguno sí




domingo, 3 de septiembre de 2023

El espejo mágico

 

            ( M. C. Escher. El espejo mágico. Litografía 1946)

«No deseo describir nada místico. Lo que cierta gente llama misterioso, no es sino un engaño consciente o inconsciente. Todo lo que he querido hacer es jugar un juego, apurar hasta las heces ciertos pensamientos visuales, con la sola intención de investigar los medios de representación pictórica. Todo lo que ofrezco en mis láminas son los informes de mis descubrimientos». ( Palabras de M. C. Escher. Citadas en el libro de Bruno Ernst El espejo mágico, p.14).