viernes, 9 de noviembre de 2012

viernes, 2 de noviembre de 2012

lo eterno del arte comercial



“La modernidad es lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte, cuya otra mitad es lo eterno lo inmutable”(Baudelaire)

“Estas afluencias (hacia la desdramatización de lo feo, hacia la nueva sacralización-mitologización del arte, hacia la semisecularización de lo bello) están unidas por el aparente abandono de la indisolubilidad del vínculo entre lo bello y lo feo como condición para cualquier juicio sobre la obra de arte. En cualquier caso, se ha relajado el resorte conceptual que mantenía en fuerte tensión estos conceptos, de suerte que parecen mezclarse y entrecruzarse sin tener ya fronteras conflictivas” (Remo Bodei).

jueves, 1 de noviembre de 2012

Prácticas artísticas e internet...

"Y si debemos reclamar como una propiedad prioritaria de la red del futuro la libre circulación del conocimiento, es ya una propiedad esencial de ésta hoy la libre circulación del sentimiento".

Muy recomendable este nuevo libro de Juan Martín Prada. Bien informado, con una argumentación siempre equilibrada y excelentemente escrito, supone un cambio y un avance respecto a sus libros anteriores. No hay mucho escrito sobre este tema y, desde luego, muy poco con la calidad de este libro.

miércoles, 24 de octubre de 2012

viernes, 19 de octubre de 2012

lunes, 15 de octubre de 2012

romanticismo negro

Samuel Colman, Vor dem Weltuntergang, 1837.

Leo en la prensa que hay en Frankfurt una macroexposición sobre el "Romanticismo oscuro". A la oportunidad de la misma se añade el que sea precisamente en Alemania, a la que se le suele identificar con el romanticismo luminoso, especialmente por su primer romanticismo.

Si el romanticismo luminoso es el alma de la publicidad, el negro lo es de nuestras distopías, en particular de las tecnológicas. Citan un frase de Baudelaire, el gran tardorromántico, es decir, moderno: "El romanticismo es una gracia, una gracia divina o infernal, que nos ha marcado con estigmas indelebles".

Esta mañana hablábamos en clase del lado oscuro de lo sublime, de los costes humanos en la publicidad y la propaganda política. Lo sublime es el diagnóstico de la catástrofe desde una distancia de seguridad. El cuadro de Colman, que no conocía, es un magnífico ejemplo de ello: hundimiento del mundo contemplado serena y (hasta cabe suponer) deliciosamente por un individuo que acodado sobre unos libros muestra una leyenda. Es de 1837, pero resulta extrañamente actual. Enciendo la radio, pongo la televisión y le veo y oigo: es un tertuliano. Diserta sobre lo mal que está el presente y que no hay futuro: el mundo se hunde a sus pies mientras pasa por caja.

lunes, 8 de octubre de 2012

ambigüedad sin límites

Estoy trabajando en la actualización para enero del año que viene de Guía de Complejos. Estética de teleseries. Hay sorpresas. De momento, una encrucijada, y es un giro del tratamiento del tema de la ambigüedad en la ficción. Un adelanto de la perplejidad.







"- Todos me felicitan como si hubiera hecho algo estupendo. Le he dado fuerte. Estaba esposado. No sé dónde está el límite.
- Tienes mucho poder ahí fuera. Si no puedes controlarlo quizá no deberías estar aquí. Oye, cuando salimos de la Academia pensamos que todo es blanco o negro, pero no lo es. Vivimos en el gris. Vivimos ahí. Ahora sabes de lo que eres capaz."

Este diálogo entre John Cooper, oficial tutor, y Ben Sherman, policía novato, pone un final rápido al período de aprendizaje de este. Estamos ante un Meister de Goethe para Academia de Policía.

Primeras impresiones

Es todo un ejercicio de guía en la complejidad a través de un discurso del límite.

Segundas impresiones

 Algo ha cambiado. Ya no se trata del límite como línea móvil, tampoco como la rígida que se cruza o no. No estamos, y es una novedad de este tiempo, (Southland no es la única) ante series negras, herederas de la novela negra o el film noir. Se trata de series grises. La diferencia es muy importante. Hay un discurso del límite para un mundo en blanco y negro, pero falta otro para el mundo en gris. Ya las imágenes van por delante mostrando calles, comisarías, agentes, ciudadanos de varias clases sociales, prácticamente sin efectos especiales. Es el límite en lo cotidiano, no lo extraordinario.

Terceras impresiones

Se trata de la ambigüedad sin límites, es decir, sin referencia al tema del límite. Ya no tiene que ver con el "trans" del transgredir. Tiene que ver con un término al que se asocia ahora la ambigüedad en estas series, y es la palabra "monstruo", lo que carece de límites. Pero esta, a su vez, no responde al tópico. Asociamos el monstruo con el Prometeo del Mal, cuando es el Proteo del Mal.
El delincuente transgrede la ley humana, el monstruo carece de la humanidad del límite. Pero el monstruo es un momento de nosotros mismos, una posibilidad, reflejado en el espejo. Los policías en estas series no temen al delincuente, es su razón de ser, pero retroceden espantados ante el monstruo. Y, por ello, abandonan o están tentados de ello: "soy lo que soy porque hago lo que hago" (Wallander) Así en The Closer, así en Wallander, así el primario Frank de Breaking bad. Mr.Walt White (WW) es  Heisenberg, no Walt Whitman. El gris es el color de la gente corriente, es decir, de los monstruos cotidianos. Hay que volver a leer a Ingrid Noll.  Pocas obras literarias me han desconcertado más.