Si antes había en lo moderno una antinomia entre individuo y masa, lo característico de lo posmoderno es haberlos fusionado en el individualismo de masas. No se podía mantener la diferencia, pero la confusión imposibilita un pensamiento de la complejidad, necesario para entender las sociedades actuales en las que estamos. En el ámbito de la cultura, esto se pone de manifiesto al borrarse las fronteras entre cultura e industria cultural, uno de cuyos efectos colaterales es, por ejemplo, la discusión en torno a la ley Sinde.
El mercado es tecnorromántico, basado en tecnologías del yo, propias del individualismo de masas, y los gestores culturales se debaten entre el marketing de lo simple (espectáculo, turismo cultural, supermercados de trascendencia), y el intento de una gestión de lo complejo, como es propiciar una creación y reflexión ciudadanas. No lo tienen fácil.
no veo que nos acerquemos a la gestión de lo complejo, a una creación e interpretación grupales y luego por cola colectivas.
ResponderEliminardesde luego el mercado Sinde está lejos y la gestión cultural de recetas simples ni se atreve a proponérselo...
ni siquiera tenemos aceptables ejemplos de manejarnos algo con esa complejidad
No acabo de estar de acuerdo con la reflexión, profesor. Creo que estamos ante el 'yo masivo', que no tiene absolutamente ningún rasgo individual(ista) distintivo sino que se diluye en la colectividad de los 'yoes' todos exactamente iguales unos a otros. No le veo diferencia a la cultura de masas arquetípica. Pero tampoco me paro a pensarlo mucho, la verdad.
ResponderEliminarSe trata de una mutación que provoca lógicamente desconfianzas, como cuando se nos asegura que nuestro hijos van a recibir una educación "personalizada". De todas formas, yo soy optimista respecto a las posibilidades del individuo hoy día, pasados los sarampiones de "inteligencia colectiva", "creación colectiva" " comunidades tecnológicas", "chicos y chicas en red" y demás estrategias publicitarias camp de cristianos de base por las nuevas tecnologías.
ResponderEliminarBuenísima reflexión.
ResponderEliminarLa cultura nunca ha estado más cerca del individuo, y el tiempo que nos ha tocado vivir es el mejor de los posibles (esto es una obviedad: cualquier tiempo presente siempre es mejor en valores absolutos).
Saltando del libro "Ciclos del Tiempo" para relaccionar el gran incremento de entropía que generan los agujeros negros (o crisis actual), se podría decir que el presente sólo es conjeturable desde el presente y puede llegar a ser entendible desde la distancia de un futuro más o menos próximo (proporcional a la complejidad) a pesar de las crisis y falta de perspectiva que nos invade.
Siempre existe un eón previo que empuja nuestro eón y probablemente sea necesario mirar atrás para entender parte de lo que acontece.
No sé si me he ido por los cerros de Úbeda (que paradójicamente no tiene cerros) o me he centrado demasiado en la figura 3.27 del libro de Roger Penrose que reza:
"Cuando la ráfaga de ondas gravitatorias encuentra a la 3-superficie de tránsito, da al material inicial del eón sucesivo un en la dirección de la onda."
me he dado cuenta de que AFM suena muy a digital, muy a Nuevas Tecnologías, y tal
ResponderEliminarPerdón.
ResponderEliminarLa frase terminaba así:
...un empujón en la dirección de la onda."
Tal vez se me pasó lo de empujón porque estaba pensando en empujar a todos los políticos al vacío.
Con el debido respeto, la cultura de masas siempre ha permeado la alta cultura y viceversa, y el individualismo de masas también, ya que para que exista cultura (y estética) se requiere como mínimo de individuos.
ResponderEliminarNo se puede hablar de dicotomías cuando estas son apenas parciales (no son dicotomías verdaderas en el sentido Hegeliano), para mi es un artefactoproducto del enamoramiento de la actual velocidad de permeabilidad y mutabilidad ''aparente'' del ''postmodernismo'' todo esto que se habla de que ahora de querer separar y unir según el momento ''histórico'' el individuo y masa.
La única anomia que yo veo es el grado de disgusto en la velocidad de la información, y del cambio cultural. Como Gombrich decía, siguiendo a Popper, el reduccionismo metodológico y epistemológico es una burrada. Todos los cambios del pasado, de los cuales desde la revolución neolítica se han vuelto de aritméticos a logaritmicos, son cambios que incluyen (o pueden incluír) la anomia, en el caso de la estética, entre lo que el individuo persigue y lo que la sociedad persigue, y con sufuientes individuos pues ocurre el cambio