miércoles, 6 de junio de 2012

el olor a tiempo

“Esta noche había en el aire un olor a tiempo. Tomás sonrió. ¿Qué olor tenía el tiempo? El olor del polvo, los relojes, la gente. ¿Y qué sonido tenía el tiempo? Un sonido de agua en una cueva, y una voz muy triste, y unas gotas sucias que caen sobre cajas vacías, y un sonido de lluvia. Y aún más, ¿a qué se parecía el tiempo? A la nieve que cae calladamente en una habitación oscura, a una película muda en un cine muy viejo, a cien millones de rostros que descienden y descienden en la nada. Eso era el tiempo, su sonido, su olor. Y esta noche ( Y Tomás sacó una mano fuera de la camioneta), esta noche casi se podía tocar el tiempo”. Bradbury, Ray. Crónicas marcianas. Minotauro, Buenos Aires, 1976, p. 110-111.

¿A quién le interesa preguntar qué es el tiempo, si se puede oler, oír ? Si sabemos a lo que sabe el tiempo.
Como decía Obélix:  están locos estos filósofos.

Era el poeta de la ciencia ficción. Descanse en paz.


3 comentarios:

  1. Y del buen humor también, ayer estuve viendo Fahrenheit 451 y a pesar del trasfondo serio y reflexivo que tiene, había unos fulgores de sabia ironía destinados a los amos grises del mundo, me gusto especialmente la escena de la señora a la que queman en su casa rodeada de una inmensa biblioteca: ella misma prende con una humilde cerilla en una acto de valentía y amor a la libertad, como Bradbury.
    Saludos Manuel

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  2. ¡¡Obelix!!

    Es imprescindible estar loco para poder luchar contra la evidencia.

    Admiro su capacidad selectora.

    R.I.P. Bradbury.

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  3. Un poeta.
    Y el parrafo que rescatas... me conmueve y emociona en lo mas profundo, sintiendo como palmo a palmo mi piel vibra con su lectura.
    Oler, oir, tocar ... SENTIR EL TIEMPO.

    Un abrazo.

    Mara.

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