Pero Schopenhauer no era feliz. Además, era misógino (y misántropo). Pero sobre todo era un casca-las-rabias.Nos gusta leerle, cierto, pero no es un ejemplo ni un modelo. No es nuestro héroe, no es nuestro rey.Arthur decía que no se casaría nunca porque su mujer le pondría los cuernos. Y añadía:-Además, me lo tendría merecido.Alguien le preguntó que por qué. Y el gruñón de Arthur contestó:-Por casarme.
En el Occidente cristiano quien sublima el deseo enriquece a la Iglesia.
..y es que el objeto fundamental del deseo es el deseo mismo; hoy en día parece que no se desea otra cosa más que tener deseos....estupenda entrada
Pero Schopenhauer no era feliz. Además, era misógino (y misántropo). Pero sobre todo era un casca-las-rabias.
ResponderEliminarNos gusta leerle, cierto, pero no es un ejemplo ni un modelo. No es nuestro héroe, no es nuestro rey.
Arthur decía que no se casaría nunca porque su mujer le pondría los cuernos. Y añadía:
-Además, me lo tendría merecido.
Alguien le preguntó que por qué. Y el gruñón de Arthur contestó:
-Por casarme.
En el Occidente cristiano quien sublima el deseo enriquece a la Iglesia.
ResponderEliminar..y es que el objeto fundamental del deseo es el deseo mismo; hoy en día parece que no se desea otra cosa más que tener deseos....estupenda entrada
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