Hay series en las que los tráileres no se limitan a su condición
semántica de “avance” sino que configuran un núcleo de claves cerrado en sí
mismo que no garantiza se vayan a ir resolviendo conforme avanza la temporada.
Quizá porque esta no es su finalidad, no son claves narrativas sino icónicas.
Son los tráileres autorreferenciales. Aquí la hermenéutica deja paso a la
percepción. El conjunto son unas imágenes visuales y sonoras que, no solamente
rompen los esquemas lineales y en bucle, sino que tienen autonomía propia,
vuelven constantemente sobre sí mismas, al hilo de su propio paso, son el
tráiler bien temperado.
Este parece ser el caso de Luck.
Un tráiler Chris Marker. Con instantáneas líquidas, autorreferenciales, el
parpadeo de felicidad aleatorio, y un color que empieza a ser habitual en
series para un futuro que se escribe con colores de crepúsculo ensimismado en
el presente y, sin embargo, tenso, no vintage. El tráiler de Luck juega con los primeros planos y las
veladuras en la poesía sonora de Splitting
The Atom (Massive Attack): “The summer's gone before you know”; con lo
sublime apagado de la ciudad que arde como el ascua fría en la noche de una
isla, a lo lejos; con la cercanía deslumbrante de los iconos de neón en los
casinos, moteles, que palidecen ante la ternura de los ojos de los caballos;
con el desvalimiento melancólico de los perdedores que se esfuerzan por estar a
la altura de una racha de buena suerte.
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