En ciertos planos Assayas
replica otros de Fanck ¿Qué busca con ello? ¿“Reencontrar el gesto del genio”
como Mastroianni en Más allá de las nubes? La tradición de los críticos
de Cahiers du Cinéma convertidos en directores permite esperar una
peculiar relación entre palabra e imagen, de texto dentro del cine y cine
dentro del texto. Y también con la vida. Quedan ecos de los años sesenta en
que, parafraseando a los argonautas, no es que el cine sea la vida, sino que
hacer cine es necesario, vivir no. Pero ello más que borrar los límites lo que
hace es entrar en una ambigüedad en la que vida y obra se entremezclan, con más
fortuna para unos que para otros. Más
que la narración lineal lo que prima entonces es el tiempo dentro del tiempo,
el bucle más que su detención, el teatro dentro del cine y este en aquél. Una
palabra que se oye a menudo a Assayas es la de “complejidad” para señalar las
contradicciones de la vida y de la obra. Estas no se anulan unas a otras
especialmente con la protagonista María Enders en la que la exposición de y a
las mismas constituye su forma de vida. Se trata de una obra de teatro dentro
de una película, texto y palabras dentro de imágenes, no una película sobre una
obra de teatro.
En realidad, lo más
llamativo de la película de Assayas es como mezcla todo. Es estar siempre en
los límites en la línea en que se tocan, pero no se funden y confunden. María Enders se encuentra presa entre su
antiguo papel de Sigrid y el actual de Helena, entre la juventud y la madurez,
no puede volver a uno y no se resigna al otro. De hecho, lo odia por lo que
significa de debilidad, mediocridad y dependencia de la más joven. Le confiesa
María a Klaus que todavía siente que es Sigrid, libre, destructiva e
inconformista. Klaus le contesta que Sigrid y Helena son la misma persona. No
le gusta la Helena de entonces, tampoco ella como siendo ese personaje, porque
las divas son, al fin y al cabo, sus papeles. De hecho, no puede recitar su
propio texto sin excitarse, trastornándose emocionalmente, no vale que le digan
que solo es teatro.
La palabra representación
es sustituida aquí por interpretación, en la primera se trata de los personajes
de la obra, en la segunda de la obra de los personajes. La película juega con
ese territorio intermedio entre la representación y la interpretación, un nuevo
territorio de nadie que, como la hendidura, se puede atravesar o caminar por
ella si se quiere salir del lugar. A María se la ve preparar el personaje, pero
no se la ve actuar ni en el teatro ni en la película. Las nubes por la hendidura
del río, de la montaña han dado paso a una silueta. La definición de contornos
es otra hendidura. María seguirá, nada hay más fuerte que las siluetas.
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