viernes, 21 de enero de 2022
lunes, 17 de enero de 2022
viernes, 14 de enero de 2022
aniquilar
Son tres relatos que se diluyen (¿aniquilan?) en una historia de amor. Houellebecq no ha tenido tiempo de ver Matrix Resurrections antes de escribirla, pero es posible que su personaje, Paul Raison, sí ya que la acción transcurre entre finales de 2026 y 2027. El dato no es banal. Después de años de extrañamiento acaba de descubrir que su mujer es muy parecida, casi idéntica, a Carrie-Anne-Moss en Matrix Revolutions, a esa Trinity cuyo póster decoraba su habitación de adolescente y animaba sus fantasías. Ficción y realidad se mezclan en esa historia de pérdidas y recuperaciones.
La novela tiene como -quizá todavía más- las anteriores una estructura de caleidoscopio social en la que el escritor va vertiendo sus observaciones a menudo ácidas, pero no exentas de humor e incluso de ternura: alojarse en un Ibis es un acto de humildad cristiana. Todo ello, entremezclado con la descripción minuciosa de sueños, prolijas reflexiones históricas, sociales y aún filosóficas puede dar la impresión de una narrativa a ratos deslavazada. Más aún, puede invitar a ponerle otra vez la etiqueta de “nihilista” y provocador apoyándose en el título de la novela. Sin embargo, me atrevo a proponer que se preste atención a las potentes imágenes que, a veces, dibujan algunas pocas palabras. Paul se topa en los pasillos del hospital con una anciana de unos 80 años, espelurciada, desnuda, solo con un flojo pañal por el que se escapa un colgajo de mierda que mancha su pierna, empujando desorientada el andador…
La piedad sobre el desvalimiento humano en el presente se impone a digresiones metafísicas sobre el absurdo de su condición. Houllebecq y su personaje no aman al mundo (afirman) pero sí a la vida, es decir, al presente. Para vivir es necesario, dicen, eliminar lo que es una condición oculta del nihilismo: la esperanza. Paul tiene sueños, muchos, pero todos nocturnos, con retazos de la vigilia, no diurnos, de esperanza como los de Bloch en El principio de esperanza. Casi es schilleriano cuando repite una y otra vez que no hay derecho a sacrificar al ser humano del presente por el futuro. Y si no hay más remedio es preferible un fin apacible poshumano como el de Daniel en su libro y película La posibilidad de una isla. Casi se me olvidaba, Paul es un gran burgués, un enarca, eso sin duda facilita vivir (en) un presente sin esperanzas. Paul no cree que se pueda mejorar el mundo, por no votar en política no vota ni a los suyos. El profundo amor a la vida se manifiesta en la bebida, los restaurantes, los paisajes y, especialmente, en el sexo, incluso en momentos terminales. O, sobre todo, en ellos. Como en el sexo (observa) así en la vida había intentado hacerlo todo: de lado.
Vivir de lado tiene sus ventajas y propicia una estética jánica de desdoblamiento: la vida es absurda, pero no se vive mal mientras nos dejan. No oculta su admiración por Pascal y su forma descarnada de referirse a la condición humana. De esta manera Paul se ve como una “nada relacional” como “isla rodeada de nada”, sin ataduras de amigos y relaciones sociales. Hasta cierto punto. En una isla, pero con Prudence y amigos fieles como Bruno, siempre dispuestos a echar una mano, y una familia que le quiere a pesar suyo. Él mismo se extraña de ser tan querido. No es malo el balance: “en resumen: había vivido”. Y respecto a ese futuro, tampoco queda excluido y sale hasta mejorado, como en el verso de Musset que citan: “de un siglo sin esperanza nace un siglo sin miedo”. No es poco.
lunes, 10 de enero de 2022
Matrix re-visionada
“A mí lo que me interesa es que podemos creer en un futuro en el que todo está destruido, en el que las máquinas nos consideran la peste, pero en el que hay una persona especial que lo cambiará todo”.
(Declaraciones de Juanma, 17 años, después del estreno de Matrix Revolutions. El País, 6 de noviembre de 2003)
Con la sensibilidad que le caracteriza para todo lo referente al apocalipsis tecnológico de cualquier signo El Pais recogía estas declaraciones a horas intempestivas pues la secuela fue programada en diferentes franjas horarias para evitar el pirateo. Los avispados posmodernos no dejaron de subrayar la ironía del intento, ya que se trataba de una película de hackers. Juanma había detectado lo esencial del mensaje: la llegada de un cybermesías. En la atmósfera de misticismo tecnológico que rodeó a las películas desde su aparición el mensaje se abrió paso entre los más humildes (aka descerebrados) hasta la presente. Ahora el estreno de las secuelas de los blockbuster está programado y llega puntualmente a casa por Navidad, también esta, pero Neo, el Mesías, está perdido mientras oye las ocurrencias de sus pastores (“bullet-time”). Nosotros también.
Quienes se acerquen a esta secuela con la nostalgia de Ana Iris Simón para saber algo acerca del “abuelito” Neo y la “abuelita” Trinity en la Mancha de Matrix solo aguantarán los 55 primeros minutos. El que esto escribe fue visitado por Morfeo y se durmió pacíficamente (no es broma) durante los soporíferos diálogos con la general en Io y las minucias relativas a la preparación del ataque final. Luego tuve que castigarme oyéndolos. Con todo, desperté a tiempo para presenciar la orgía de violencia gratuita digna de Tarantino y sufrir uno de los cierres más cursis desde Nivel 13. El futuro es de color sepia, el pasado verde oscuro tirando a azul cobalto, entreverado de neón. El presente no existe, todo es retro futuro. Aunque no exactamente.
Recomiendo comenzar a ver la película después de los créditos últimos (antes de largarse buscando la salida) aguantando esa inesperada secuencia. Ahí está una de las claves. La de que no es exactamente retro futuro. Se inserta en un contexto habitual en cierto cine de hoy: la re-visión de la historia. Ojo, no la re-escritura. En este caso del cyberpunk y la seminal Matrix primera. El código de acceso ha cambiado y el viejo produce un glitch en el nuevo. El cambio se visualiza en una imagen y repite una y otra vez la palabra ya obsoleta: binario. Ya no vale el código binario. Es un código de nostalgia. Pero sirve todavía como referencia simbólica. De vez en cuando introducen imágenes en la primera parte para, dicen, alimentar la nostalgia de Neo. Pero las imágenes potentes del antiguo Morfeo (no invitado) todavía contrastan más con las del membrillo actor que lo sustituye. Bugs, de la nueva generación, ya no acepta la visión binaria del mundo y una elección que, en vez de ser un signo de libertad, reduce su vida. Puestos a elegir entre pastillas hoy día es más útil un paracetamol.
miércoles, 5 de enero de 2022
martes, 7 de diciembre de 2021
miércoles, 24 de noviembre de 2021
domingo, 21 de noviembre de 2021
domingo, 7 de noviembre de 2021
martes, 2 de noviembre de 2021
jueves, 28 de octubre de 2021
manual transhumanista
Ofrecen
"Modern humanity with some 5,000 years of recorded history has been experiencing growing pains, with no end in sight. It is high time for humanity to grow up and to transcend itself by embracing transhumanism.Transhumanism offers the most inclusive ideology for all ethnicities and races,
the religious and the atheists, conservatives and liberals, the young and the old
regardless of socioeconomic status, gender identity, or any other individual
qualities.
This book expounds on contemporary views and practical advice from more than
70 transhumanists in order to:
(a) Present the whole picture of transhumanism from both secular and religious
points of view.
(b) Explain and demystify artificial general intelligence and superintelligence.
(c) Offer practical advice on radical life extension and rejuvenation.
(d) Explore the roles of blockchain and cryptocurrency in transhumanism.
(e) Examine transhumanist economics, ethics, philanthropy, philosophy, and
politics.
Astronaut Neil Armstrong said on the Apollo 11 moon landing in 1969, “One
small step for a man, one giant leap for mankind.” Transhumanism is the next logical step in the evolution of humankind, and it is the existential solution to the long-term survival of the human race".
martes, 26 de octubre de 2021
"¿Qué quieren realmente las imágenes?"
Releyendo el artículo de Mitchell en que resume su libro...
"Es por eso por lo que cambio la pregunta de qué es lo que hacen las imágenes por qué es lo que quieren; del poder al deseo, del modelo de poder dominante al cual oponerse, al modelo del subalterno al cual interrogar o (mejor) invitar a hablar"ellas, es una idea de visualidad adecuada para su propia ontología".
viernes, 22 de octubre de 2021
viernes, 15 de octubre de 2021
una fortuna
Una magnífica serie, con una peculiaridad, a los actores españoles se les entiende cuando hablan, vocalizan, cosa imposible en la mayor parte de las restantes en que gruñen y se comen las palabras obligando a poner subtítulos como si fueran esos entrañables y descerebrados culebrones turcos o coreanos.
martes, 12 de octubre de 2021
la belleza y el terror
El título promete, el resultado decepciona. No por la lectura, entretenida, de una serie de cotilleos con barniz histórico, no exentos de detalles salaces, siempre eruditos, sino por el subtítulo, la metodología. Además, título y subtítulo no tienen nada que ver.
Comenzando por esto último, la autora declara en la introducción que se propone escribir una historia alternativa al tópico de la historia del Renacimiento centrada en "el genio y la gloria a costa de las atrocidades". Todos tenemos en mente a la víctima alternativa: La cultura del Renacimiento en Italia de Burckhardt. Al final, concluye que su obra es una "caja de Pandora" de la que han salido todas esas atrocidades sin que apenas nos haya dejado ver la esperanza. Su metodología es clara y confiesa que va al Renacimiento desde sus intereses del presente para comprender mejor la situación actual a la vuelta de la escritura. Es un problema, ya que cuando se moraliza al pasado desde el presente se corre el riesgo de no entender ambos.
Así, los desastres de la guerra son repetidos una y otra vez, menudean las anécdotas de los lascivos Papas más preocupados por el futuro de la prole que el bienestar espiritual de los fieles (es un decir, en la época de las puñaladas traperas), la diplomacia oscilante es una suerte de mafia tras la que están siempre los intereses económicos, territoriales, a costa de los individuos y sus terribles hambrunas. Los artistas son unos titiriteros, de corte en corte, vendiéndose al mejor postor para lavar con el lustre del arte otras fechorías señoriales. Entre ellas, la afición al porno, al natural, literario y artístico. Se salvan, entre tanta pestilencia, algunas mujeres empoderadas. El fondo de la caja de Pandora.
En esta metodología el título tiene un manifiesto carácter esteticista, de marketing editorial. Se mezclan estética e historia que no tienen nada que ver. Y tan es así que lo que no hay en el libro es justamente lo que promete con la "y" conjuntiva (el nexo entre la belleza y el terror) transformándose, más bien, en una disyuntiva. Es decir, que uno no se explica leyendo el libro cómo con tanto terror pudo haber algún tipo de belleza, en qué consistía (no se analizan las obras) y, sobre todo, de dónde salía. Esto que es un fallo en este tipo de historia es una obviedad en estética. La belleza sale del terror. Es la belleza del terror. Resultado: el terror de la belleza.
La lectura de este libro puede resultar interesante, me permito recomendar otra más provechosa.
Dos joyas