“Aquí está tu premio Labiche…algunas de las mejores pinturas del mundo…¿No te excita eso Labiche? Una pintura significa para ti lo mismo que un collar de perlas en un mono…Has ganado por pura suerte. No eres nada, Labiche…un simple pedazo de carne…las pinturas son mías…la belleza pertenece al hombre que la aprecia (pausa) Ahora, en este momento, no puedes decirme por qué has hecho lo que has hecho…”
John Frankenheimer.
The train. 1964.
La belleza es una prostituta. No deja de ser suave como una mujer, no deja de ser apetecible pero se vende por poco. Siempre, el que tenga el poder (el dinero) tendrá a su lado a la buena furcia de Belleza.
ResponderEliminarA quien es capaz de verla y apreciarla.
ResponderEliminarLa belleza no se posee.
ResponderEliminarLa belleza pertenece a la obra, a su contenido y forma. Se percibe, pero no se posee.
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