Ella
dice que se llama Brigitte Mölbling y que ha trabajado en Metrópolis de Lang. Bernie tiene en el punto de mira a Lang por los
antecedentes de violencia familiar y su gusto por el crimen. Demasiado cerca
del abismo. Se enamora, o algo parecido, de aquella cuya descripción se ajusta
a Brigitte Helm. Para Bernie no será la falsa María, le ayudará mucho, hasta
que no puede más, porque ve en sus ojos de policía lo que ven a diario,
aunque él crea que es capaz de poner entre paréntesis cuando parpadea: el vértigo
del abismo que sube. Su carta de despedida es un recuerdo de todos los tópicos
nietzscheanos.
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