Junto a la mirada de los niños, el otro
elemento diferenciador es la familia. Inolvidable la escena en que la ponen la
inyección a Quimet en la cama, rodeado, literalmente, por toda la familia,
grandes y chicos, a medio camino entre el apoyo y el disfrute del espectáculo. O la escena
doméstica de masajes en el barreño con acompañamiento de Mari Trini. Son rasgos
costumbristas, más propios de Sorolla, que los raciales de Solana en As
bestas. La mirada del abuelo, siempre pendiente de los nietos, cogiendo
higos de la higuera para quien les va a quitar las tierras. Es una mirada que
despierta ternura por su impotencia ante el cómo se hacían las cosas antes y
ahora. Planos finales en que se oye un
ruido ominoso, ellos ven, al principio el espectador no. Impresiona más la
estática de toda la familia mirando lo inevitable, sin regodeo dramático de la
cámara, que la protesta social, más desahogo que reclamo esperanzado: ¡queremos
precios justos!.
Hay dos imágenes que se solapan en As
bestas y son las iniciales de los dos mozos entrelazados con la cabeza del
caballo para derribarle y los dos hermanos entrelazados con Antoine para
matarle. Con estas dos imágenes se expresa sin palabras el planteamiento y
desenlace de la película: la fuerza de lo elemental, del monte, la dureza
desprovista en este caso de folclore y celebración. La tragedia se gesta no
tanto en la observación de los paisajes, que los hay, de los montes, como en el
interior oscuro de la miserable taberna, de las conversaciones entrecortadas
donde se va destilando la miseria y el odio. La pobreza y la desesperación ante el cierre de lo que parece ser la única salida, las eólicas.
La palabra clave de esas relaciones tóxicas que saltan a lo físico es "envenenadas". Ese era, no sé si es, el ambiente de muchos pueblos de la Galicia rural, pero también de la Castilla profunda. La gente eran desertores del pueblo: ¿quién va a querer vivir aquí?. Olemos a mierda grita Axa en la taberna en una escena digna del pincel de Solana. Antes de que viniera Antoine eran desgraciados, ahora lo saben. Si él es así, qué soy yo.
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