"Fue como si en aquellos últimos minutos [Eichmann] resumiera la lección que su larga carrera de maldad nos ha enseñado, la lección de la terrible banalidad del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes". (Arendt, Eichmann en Jerusalén).
La hermenéutica consiste en el arte de hacer decir a otra persona lo que uno quiere que diga. La conocida frase de Arendt es citada en Luther con un propósito distinto. Cameron, asesino en serie, le da la vuelta para justificar sus acciones: la banalidad del mal consiste en la maldad de lo banal. Es decir, en una sociedad muerta, banalizada, sin mitos, que necesita del revulsivo de los grandes héroes del mal, de las emociones fuertes, para sentirse viva. Como se encargan de demostrarle con su arrestro, él es un ser débil y despreciable que utiliza el recurso a esos mitos como elemento compensatorio.
¿Solo él?. No es sino la expresión directa y brutal a nivel teórico del esteticismo de la violencia, del "fascismo fascinante" (Sontag) icónico que aparece con frecuencia en nuestras pantallas de la mano de reputados directores.
http://joseluismolinuevo.blogspot.com/2008/08/el-caballero-oscuro.html
Por su parte, Luther se acoge a la plegaria de Nina Simone al final de la primera temporada. Falta le hace.