miércoles, 1 de diciembre de 2010
Reflexiones sobre "nueva" literatura
En la ficción se nos muestra a un Andrei Rublev mudo, ya estancado en plena crisis existencial y creativa. Ha decidido no volver a pintar hasta que no sea capaz de enraizar su arte en la vida del pueblo. Su obra tiene que reflejar la vida, nacer de ella. Lo que ve es la mezquina rutina de los monjes, la pobre existencia de la gente, la codicia fratricida de los poderosos y también la alegría espiritual pura de los cuerpos desnudos, aunque él no se desnuda, sigue con su ropaje. Encuentra su camino abrazado al muchacho impostor, capaz de crear una grandiosa campana que satiface la piedad del pueblo y la vanidad de los príncipes. Y entonces vuelve a pintar...iconos. Porque él es, ante todo, un pintor de iconos, quizá el más grande todos.
lunes, 29 de noviembre de 2010
domingo, 21 de noviembre de 2010
copia y original
El viaje a Italia ha sido siempre, al menos desde los románticos alemanes, el punto de inflexión de una vida. Goethe dice que le cambió para siempre. Naturalmente, Italia era lo de menos, de hecho casi ni la veían. Lo que buscaban, en realidad, era a ellos mismos en la pintura, los restos del pasado y, sobre todo, el paisaje a pleno sol. Allí creían recobrar su ser original perdido en las copias grises de la vida rutinaria y burguesa. Algunos se quedaban para siempre, otros se volvían para escribir su Viaje a Italia, el testimonio de la crisis, de la crisálida.
Rosellini, también desde un coche, escribió otra crónica de desamor con final feliz, y ellos se volvieron a encontrar en la pareja de enamorados a los que sorprendió abrazados la lava del Vesubio en Pompeya. También Ingrid Bergman tuvo su viaje a Italia. Pero la película de Kiarostami no es una cita en forma de homenaje a Rosellini o Antonioni. Admiramos en La Noche la leve sonrisa de La Moreau, y su gesto de desprecio en la comisura de los labios ante la deriva fracasada de su marido escritor de éxito. Se recorren los exteriores de La aventura con visita incluida a iglesia en plaza de De Chirico. Las dos son, ciertamente, crónicas de un desamor, pero si algo tienen en común es que son películas de alguien muy cercano que se ha convertido ellas.
La película de Kiarostami sólo existe porque actúa Juliette Binoche, ella es la película, no los diálogos, ni las citas cinéfilas. La película se resume en una actuación, los demás son espectadores, el “resto es silencio”. Pocas veces se puede ver a una actriz en estado de gracia, como ahora: es toda una sinfonía del cuerpo llena de matices, de gestos que pasan de la sonrisa a la melancolía, de la alegría a la preocupación, del lirismo al fastidio por el incordio doméstico del hijo adolescente, de la ternura más allá de la incompresión por el ser amado devenido extraño.¿Se puede volver a empezar? La vida se le va y todavía goza de las pequeñas cosas. Es el último gesto contra el tedio instalado en un matrimonio que ha ensayado en la ficción un nuevo comienzo: volver a ser extraños que se atraen. O al revés, la protesta contra un futuro ya escrito.
Es una constante en el cine de Kiarostami la mezcla de cine y vida. Pero en esta película muestra en imágenes que, aunque en literatura se pueda frivolizar irónicamente sobre el original y la copia, hay un momento en la vida de algunas mujeres que no tolera esas bromas, y reclama su original, o al menos lo intenta. Porque el tren de ellos quizá salga a las 9, pero no antes de haberse mirado en el espejo de ellas. Es una oportunidad.
sábado, 13 de noviembre de 2010
miércoles, 10 de noviembre de 2010
body art sangriento
El cuerpo del arte al comienzo, el cuerpo herido, el cuerpo del amor, el cuerpo de la guerra...la larga escena en que tratan de evacuar el cuerpo del soldado mientras el barro tira de sus botas, cayendo una y otra vez, al final para nada. El cuerpo refugio en las últimas imágenes de body art con sangre..Todos los experimentos se hacen con carne humana....el ruido sordo del rotor del helicóptero como fondo ominoso.
En esta película de Gitai (Kippour) la guerra pierde lo sublime en lo cotidiano. Es la vivencia interior jüngeriana, pero de la mirada vacía, el no saber qué decirse al término de una pesadilla. No hacen falta discursos, sólo imágenes.
sábado, 6 de noviembre de 2010
poética del espacio
Pocas veces he "visto" las topofilias de Bachelard como en las películas de Kiarostami. También que el cine dentro del cine no sea archivo, ironía o cita erudita,impotencia en suma, sino un guiño agradecido de la vida misma, de la alegría de vivir. Y uno de sus regalos más inesperados es que a menudo el reconocimiento del trabajo mutuo entre creadores se basa en malentendidos teóricos. Así el interés de Erice y su poética del tiempo por Kiarostami y su poética del espacio. Pero ello, en vez de restar, suma, que es lo valioso del arte.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)