miércoles, 1 de diciembre de 2010
Reflexiones sobre "nueva" literatura
En la ficción se nos muestra a un Andrei Rublev mudo, ya estancado en plena crisis existencial y creativa. Ha decidido no volver a pintar hasta que no sea capaz de enraizar su arte en la vida del pueblo. Su obra tiene que reflejar la vida, nacer de ella. Lo que ve es la mezquina rutina de los monjes, la pobre existencia de la gente, la codicia fratricida de los poderosos y también la alegría espiritual pura de los cuerpos desnudos, aunque él no se desnuda, sigue con su ropaje. Encuentra su camino abrazado al muchacho impostor, capaz de crear una grandiosa campana que satiface la piedad del pueblo y la vanidad de los príncipes. Y entonces vuelve a pintar...iconos. Porque él es, ante todo, un pintor de iconos, quizá el más grande todos.
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La creatividad es la fuerza que puede encauzar al hombre a salir de la cueva donde él sólo se ha metido. El nihilismo que acecha a la decadente cultura en la que nos hallamos inmersos sólo puede ser superado a través del acto creador. La estética se convierte entonces en el vehículo que nos puede transportar fuera de esas terribles fronteras de la nada.
ResponderEliminarUn saludo José Luis, hacía tiempo que no le visitaba.
Un antiguo alumno.
Una "nueva" literatura ¿escrita, o la esculpida en el tiempo, a través de imágenes, por el otro Andrei?
ResponderEliminarA lo largo de todo su cine se construyen icónos donde la tierra, el agua, el paisaje y sus objetos, comparten protagonismo con los humanos. Me sigue impresionando la secuencia en que Andrei, al encontrar la tierra necesaria para el molde de la gran campana,la abraza y casi se funde con ella.
Saludos desde Zaragoza
Miguel Ángel Velasco
Saludos a los dos. De eso se trata, de la "redención" desde la creatividad, si es que es apropiada aquí la palabra. La diferencia entre la película de T., un acto de re-creación modélico, y la cursileria hablando de arte de alguna novela recién publicada es abismal.
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