Transatlantic es una serie británica ambientada en la Marsella
de la ocupación alemana. Un puerto en el que se agolpan multitud de refugiados que
huyen del nazismo solicitando una visa, esperando un barco. Se oyen diálogos en
francés, inglés y alemán. Hay la
oportunidad de ver reunidos a los maestros del surrealismo como Ernst y Breton,
a pintores como Chagall y a intelectuales como Walter Benjamin más una breve
aparición de Hannah Arendt. También cuenta con un elenco de actores famosos
presentes en películas y series de televisión. Éxito asegurado, con el recordatorio
oportuno de una dosis de buena conciencia, reforzada por la leyenda “informativa”
del último capítulo, inoculada antes de los créditos finales. No hacía falta. En
ese sentido, el contraste con Tránsito de Petzold es llamativo.
Hay un momento en que
alguno de los actores devora al personaje por superposición de los papeles.
Moritz Bleibtreu ha estado presente en varias
de esas películas en las que las nuevas generaciones del cine alemán revisan su
pasado más conflictivo. En el recuerdo están las críticas a Bruno Ganz por su (excesivo)
buen papel de Hitler en El Hundimiento,él, un actor de izquierdas. Aquí Bleibtreu intrepreta de manera convicente
a un Walter Benjamin desacralizado en el que sus citas más icónicas aparecen
como intempestivas, más propias de un blockbuster. Pero en la retina se superpone
la imagen de un Bleibtreu encarnando a un Göbbels más histriónico que nunca en Der
jude süss. Ein film ohne gewissen. Una interpretación que le valió numerosas
críticas. En el documental Shadowing the Third Man se puede disfrutar de
la interpretación de su lejana pariente Hedwig Bleibtreu en el entrañable papel de
casera cascarrabias de Alida Valli. No hay que olvidar la desmitificadora
interpretación en Bye, Bye Germany de Bleibtreu como judío superviviente
de campos de concentración utilizando métodos nada ortodoxos para los vencedores,
ahora comisarios políticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario