No pensaba escribir sobre ella pero ese plano me lo ha pedido un contraplano. Si existe el cine todavía es para que se puedan hacer películas como Spotlight. Es un cine de futuro que se lleva haciendo unos años: es el cine de la visibilidad y la descripción y no de las emociones y la identificación. Plano, normal, es decir, humano, que trata de temas demasiado humanos por conocidos pero barridos debajo de la alfombra mediática. Con la inestimable ayuda, todo hay que decirlo, de una filosofía de rebajas ontológicas que es la que más daño hace a la otra, a la que previsoramente destierran de la Secundaria.
Aquella película es el plano humano de otro contraplano, una gilipollez (ver DRAE) poshumana llamada Ex machina. El supervisor de los efectos especiales Andrew Whitehurst no ha tenido empacho en declarar que “ha sido una de las experiencias filosóficas más profundas que he tenido en toda mi carrera”. Si ese es su nivel de profundidad cómo será el de superficie. Y esta lumbrera concluye en el video que se ofrece a continuación que "tal vez el futuro no es humano, es inteligencia artificial y quizá no es malo". Final feliz, Sniff !!! Rachel y Deckard son padres de familia numerosa bendecidos por la abuela de 19 años Mary Shelley: es su "monstruosa progenie".
Solo que esta película no tiene la ingenuidad de la provecta Blade Runner.Y la ideología que subyace es sencillamente repugnante. No la oculta, va soltando perlas, aunque la sirve en forma de moraleja como sorpresa final. El coitus interruptus con las nuevas tecnologías, marca Crash de Ballard, no podía faltar para deleite de Vargas Llosa y copains de El País. Google nos vuelve más estúpidos y ya verás lo que te pasa por buscar porno, pardillo protagonista. Han ido eligiendo lo peor de cada película, el malvado robot femenino de Metrópolis ¿por qué en las películas de nuevas tecnologías las mujeres suelen aparecer como tontas o fatales? La sombra machista de Dick es alargada: el mal tiene rostro de metal y es femenino. Un doctor Bacterio/Prometeo con tendencia a cocerse pone a su metabuscador corsario el nombre del Cuaderno azul de Wittgenstein que pasaba por allí, alusiones sonrojantes al test de Turing, sospechas de que una inteligencia artificial solo puede alcanzar el nivel de conciencia humana si se vuelve retorcida y fantasiosa como políticos metidos a una negociación de gobierno en España... En fin.
Visualmente el componente tecnorromántico está muy cuidado alternándose los planos de lo sublime tecnológico y lo sublime de la naturaleza a lo largo de toda la película. Es el discurso de lo tecnoorgánico. De ahí que uno no puede por menos de preguntarse ¿por qué son tan finos en los efectos especiales y tan brutos en los afectos especiales? Tratan a los espectadores como tales, es decir, estúpidos ¿Cuesta tanto imaginar en 2015 (no en los 80 o 90 del siglo pasado) un futuro en el que el progreso tecnológico y el humano pueden ir de la mano?. Si todo depende de nosotros y en las tecnologías ciudadanas ya no se lleva lo del determinismo tecnológico. Un poco viejuno estéticamente.
Volviendo a Spotlight. Un aviso a los responsables de Ex machina: han abusado de Wittgenstein, quiten las zarpas de Pollock.