sábado, 15 de marzo de 2008
Arte, eternidad, tiempo, redes sociales
"La eternidad está enamorada de los frutos del tiempo" (William Blake)
La "correspondencia" nos lleva a
• “Ha buscado por todas partes la belleza pasajera, fugaz, de la vida presente, el carácter de lo que el lector nos ha permitido llamar la modernidad. Con frecuencia raro, violento, excesivo, pero siempre poético, ha sabido concentrar en sus dibujos el sabor amargo o embriagador del vino de la Vida"
• “La modernidad es lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte, cuya otra mitad es lo eterno, lo inmutable”. (Baudelaire. El pintor de la vida moderna.
Baudelaire es también el "pintor de la vida contemporánea", de la cibercultura, del cyberpunk.
Me parece muy bien la propuesta de R. Knodt de un "nuevo" pensamiento estético como "correspondencia" en el espíritu de Baumgarten y para la actual época técnica, habida cuenta de que "el espacio técnico se ha convertido hoy en el mundo de la vida". Se saldría del binomio información-producción para entrar en el de la "correspondencia", entendida como la capacidad de percibir y de plasmar la exigencia estética que emana de lo que acontece.
Desde este punto de vista, me resulta mucho más interesante el arte de la red que el arte en la red.
Especialmente cuando se trata de las redes sociales.
Algo de esto, y mucho más de otras cosas, hay en el estupendo post de Luis Lucena Canales Estilo y estética en la Web. 2.0.
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Muy apropiada la noción de "correspondencia". Me pregunto si se puede o podrá mantener la separación entre el acontecimiento y la exigencia estética (lo que emana del primero), o habrá que convenir que todo acontecimiento es una exigencia estética.
ResponderEliminarEspecialmente en la red.
Y sí, estoy de acuerdo en que la red no es tan interesante "el arte en" como "el arte de".
Y en relación a lo leído en ese post que nos has descubierto, o en "correspondencia", tanto me resulta más interesante el arte de la red en cuanto que posibilite la integración con nuestro entorno cercano, lo local natural.
De acuerdo Fram. Yo entiendo la estética como un saber estar (no ser) en el mundo en que vivimos. Y la exigencia sería precisamente eso, el saber estar con el entendimiento y el sentimiento unidos.
ResponderEliminarel saber estar con el entendimiento y el sentimiento [¿en correspondencia?]
ResponderEliminarefectivamente, pero dialéctica, de un entendimiento que siente y un sentimiento que entiende
ResponderEliminarEs para mí una alegría inesperada recibir, en el fondo de mi cueva de ermitaño, una referencia suya a uno de mis post, lo que además me ha permitido leer algunos de sus textos.
ResponderEliminarDejo aquí, al hilo de lo leído, estas reflexiones:
Acumulamos tiempo en los intersticios de las representaciones, de las imágenes, del personaje y como en un juego de espejos repetimos los ecos de sus ecos… si la estética no nos acerca al primer reflejo, al primer grito, que nos pone en contacto con la vida, la estética es cosa de Narciso, extraviado en su propio laberinto.
Como dice en http://www.institucional.us.es/fedro/numero2/erotemas.html
“El narcisismo tecnológico del control, que hay en algunas experiencias de lo sublime tecnológico, no debería alejarnos de la posibilidad de “pilotarlas”. Al fin y al cabo, la insistencia (que no la prevención) machacona en los peligros del simulacro es cosa de narcisos, que confunden, que se confunden con otro. Pero en esto, como en otras cosas.”
¿De qué manera conectamos con la vida? La vida (el primer reflejo, la materia prima) ha sido siempre, desde el chamanismo primordial, la única tarea de los verdaderos poetas-artistas ¿Es que puede haber otra?
Todo esto viene a cuento porque desde mi inocencia de poeta (no soy profesor ni crítico) observo que cuando se hace crítica de arte, de literatura, la tendencia es centrarse en las herramientas, en la técnica, en la pericia del artista y pocas veces en el territorio por donde anda indagando, “dejándose el pellejo” (Van Gogh) el autor. Pero el creador no se preocupa demasiado de sus herramientas (acaso de mantenerlas en buen estado). Su atención está puesta en el territorio y sus instrumentos están en función de su vivencia.
En un sentido profundo/humano no hay diferencia entre el arte de nuestros antepasados paleolíticos y las últimas imágenes virtuales.
El virtuosismo es tantas veces la máscara que se pone el que no tiene nada que decir a los demás… lo que produce una estética vacía apta para la mercadotecnia practicada por los que llamo artistas publicistas, es decir, de los artistas que convierten su obra en publicidad de sí misma, a favor de los valores dominantes, por supuesto.
Como dice en http://www.larosaprofunda.com/numero0/ensatext/nuevaseasy.htm
“En definitiva, se trata de abandonar los miedos sobre el pretendido determinismo de las tecnologías. No son las tecnologías las causantes de la deshumanización, sino individuos deshumanizados. La deshumanización social, económica, cultural es la causa de la deshumanización tecnológica, y no al revés.”
Quizá a partir de aquí, y una vez perdido el miedo a las tecnologías, podamos los artistas retomar nuestra tarea originaria.
Gracias por aportar algo de lucidez a tanta confusión.
Gracias, Luis, por la generosidad del comentario y espero que salga pronto de la cueva para poder seguir leyéndolo
ResponderEliminarSigo activo en otros blogs. Desde este tiene acceso a cualquiera
ResponderEliminarhttp://eljaina.blogspot.com/
Me alegro de saberlo, lo seguiré.
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