sábado, 24 de enero de 2009
Angustia (no poshumana) de la angustia
El diagnóstico clínico no puede ser más claro: una mujer muy sensible con una depresión que se cura mediante fármacos y terapia de conducta. No está loca, aunque éste sea su miedo (miedo al miedo) y la explicación que dan los otros a su inquietante proceder.
Esto es muy comprensible para el espectador de hoy. Pero a la altura de 1975, en el contexto del nuevo cine alemán, las cosas cambian. Piénsese en las novelas de Handke o las películas de Wenders compañero de Fassbinder. O, más tarde, en los trastornados (no locos) de Bernhard. Entonces emerge algo que se escapa al diagnóstico psiquiátrico, algo que invita a cambiar la traducción del título de la película Angst vor Angst. En vez de Miedo al miedo, Angustia de la angustia.
Como enseñó el maestro de la Selva Negra, el miedo es siempre por algo, mientras que la angustia es por todo y por nada. Cada vez que Margot se mira al espejo su yo se licua y las cosas se estremecen, se desvanecen. Busca en vano apoyatura en ellas y en los demás. La angustia sobreviene mostrando las arenas movedizas de una sociedad estable. Y se ceba en una víctima inocente que sólo quiere ser “normal”. Las mayores tragedias del yo se incuban sin un porqué en el ámbito de lo cotidiano, de lo humano demasiado humano. No dan para un arte poshumano de estética retro e ideología caducada, con tintes de género pero sin pasarse, que entonces no entra en el museo.
lunes, 19 de enero de 2009
El genio
"Y así, quienes producen obras geniales no son los que viven en el ambiente más delicado, los que tienen la conversación más brillante, la cultura más extensa, sino aquellos que han tenido la capacidad, cesando bruscamente de vivir para sí mismos, de volver su personalidad semejante a un espejo, de modo que su vida, por muy mediocre que pueda ser hablando en términos de mundo e, incluso, y en cierto sentido, intelectuales, se refleje en él, porque el genio consiste en la capacidad de reflejar y no en la calidad intrínseca del espectáculo reflejado” (Proust).
miércoles, 14 de enero de 2009
Fotografía objeto
Ha aparecido un nuevo libro de Víctor del Río en la prestigiosa colección que edita el Centro de Fotografía de la Universidad de Salamanca, creado y dirigido por Alberto Martín.
El libro “trata de abordar esa condición por la cual la teoría de lo fotográfico se sitúa en ese lugar privilegiado, tanto para las redefiniciones de nuestras ideas sobre el arte como para proyectarse hacia un escenario futuro y definir el nuevo estatuto de la imagen”.
Con el título de Fotografía objeto se alude a un doble aspecto de la fotografía: como objeto teórico y como imagen de materialidad incierta, afectando tanto a su contexto artístico como a su circulación mediática.
Los ensayos aquí reunidos muestran una gran coherencia temática y una trayectoria investigadora sostenida que va desde el análisis del “malestar semiótico” en la fotografía a la discutida condición posmedia. El libro se lee muy bien y, al final, deja una puerta abierta a futuros desarrollos con el sugerente apartado sobre “El realismo de la imagen digital”.
lunes, 12 de enero de 2009
jueves, 8 de enero de 2009
Vivanco
…Y pienso
sin ganas ser poeta, suspender en el aire
laborioso de un día y otro día unas pocas
palabras necesarias y quitarse de en medio.
Porque uno –su difícil vivir- ya no hace falta
Si quedan las palabras. Ser poeta: orientarse,
como esa luz dudosa cruzando el descampado
y en vez de una existencia brillante, tener alma…
(Luis Felipe Vivanco. El descampado).
“No deja de ser Luis Felipe Vivanco un desconocido de lujo”. Así comienza Alberto Santamaría su excelente introducción a la antología que ha realizado, llena de conocimiento y sensibilidad. Nada como un buen poeta para rescatar a otro. No estamos ante una labor meramente una labor arqueológica, de poesía confinada a una época gris de la historia de España, sino que señala y recoge lo que de experimental puede seguir teniendo interés para los poetas de hoy.
A partir de ahora Vivanco será menos desconocido, pero mucho me temo que su reconocida mala suerte en vida le seguirá persiguiendo durante largo tiempo. Su problema es que no es apto para entrar en esa memoria histórica selectiva de los unos o de los otros. Eligió habitar un descampado interior, llevar una vida subterránea de la que dan cuenta puntual sus diarios. Y, sobre todo, hablaba por sus silencios.
sábado, 3 de enero de 2009
Lógica= Estética
En la arqueología humanista de la “tercera cultura” (integración de lo científico y lo artístico) ocupa un lugar destacado la serie Star Trek. No sólo por sus efectos especiales, de una ingenuidad deliciosa, sino por sus afectos especiales, de insólita naturaleza, algunos de factura expresionista. Me refiero, claro está, no a los suscitados por el, más bien fofo, capitán Kirk, sino a los que esconde bajo nieves volcánicas el puntiagudo Sr. Spock. ¿Cómo no enternecerse hasta las lágrimas en el episodio donde el frío vulcaniano está al borde de perecer si no logra satisfacer a tiempo la vergonzosa exigencia de apareamiento (no se habla de amor) inscrita a traición en su genética?
Los papeles de los personajes, actores y humanos en general sufren una metamorfosis. Las tecnologías supuestamente humanas eran, en realidad, vulcanianas, pues se concebían como tecnologías de la mente y no del sentimiento. Leonard Nimoy se caracteriza a sí mismo como un artista de la fotografía, con aportaciones de las que se beneficia la serie.
Sus contribuciones teóricas a la reflexión sobre “Ser y Tiempo” no son nada desdeñables, al igual que la invención de un aparato destinado a calcular su particular “ser-para-la-muerte”. Todo ello plasmado en unas sugerentes imágenes en movimiento que expresarían la nueva sensibilidad temporal, aunque no queda claro si ha leído a Deleuze.
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