sábado, 24 de enero de 2009
Angustia (no poshumana) de la angustia
El diagnóstico clínico no puede ser más claro: una mujer muy sensible con una depresión que se cura mediante fármacos y terapia de conducta. No está loca, aunque éste sea su miedo (miedo al miedo) y la explicación que dan los otros a su inquietante proceder.
Esto es muy comprensible para el espectador de hoy. Pero a la altura de 1975, en el contexto del nuevo cine alemán, las cosas cambian. Piénsese en las novelas de Handke o las películas de Wenders compañero de Fassbinder. O, más tarde, en los trastornados (no locos) de Bernhard. Entonces emerge algo que se escapa al diagnóstico psiquiátrico, algo que invita a cambiar la traducción del título de la película Angst vor Angst. En vez de Miedo al miedo, Angustia de la angustia.
Como enseñó el maestro de la Selva Negra, el miedo es siempre por algo, mientras que la angustia es por todo y por nada. Cada vez que Margot se mira al espejo su yo se licua y las cosas se estremecen, se desvanecen. Busca en vano apoyatura en ellas y en los demás. La angustia sobreviene mostrando las arenas movedizas de una sociedad estable. Y se ceba en una víctima inocente que sólo quiere ser “normal”. Las mayores tragedias del yo se incuban sin un porqué en el ámbito de lo cotidiano, de lo humano demasiado humano. No dan para un arte poshumano de estética retro e ideología caducada, con tintes de género pero sin pasarse, que entonces no entra en el museo.
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ResponderEliminarCon esta segunda entrada sobre la película ya se me han terminado de abrir las ganas de verla.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Bueno, no sé de que me suena eso tan repetido que me dijeron: tienes miedo al miedo, y que las pastillas no logran quitarme.
ResponderEliminarLas de`-presiones? qué son?
oh, malditas palabras.
debería haber conocido antes esto pero no sé si lo hubiera superado.
Muy interesante la reflexión sobre el miedo y la angustia... Aunque me cuesta visualizar una angustia por todo y nada. ¿No hay algo subyacente siempre? ¿Algo más o menos tangible que dé cuerpo a ese todo y nada? En fin, ¡supongo que soy una racionalista sin remedio...!
ResponderEliminarGracias, maestro, por la última cita que meteré en la tesis... Un abrazo.
ResponderEliminarPor esto, ¡qué descanso en el extranjero! Allí estoy protegido contra la estupidez, la vulgaridad, la vanidad, la mundanidad, la nacionalidad, la normalidad.
ResponderEliminarRoland Barthes, El imperio de los signos
Ryan pensaba en la siniestra palabra que el doctor Edwards había utilizado. ¿Normalidad…?
J. G. Ballard, Fiebre de guerra
Se me escapa un eructo a la vez que escribo en un teclado imaginario la palabra normalidad.
Óscar Gual, Cut and roll; DVD Ediciones, Barcelona, 2008, p. 309.
“ruedas de chismes y hostigamientos que son redes de castigo para quienes se desvían de la norma”; Carlos Monsiváis, Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina; Anagrama, Barcelona, 2000, p. 159.
“No hace falta un oído demasiado suspicaz para detenerse ante una fórmula como ‘volver a la normalidad’, hoy cada día más repetida (…) y oír en ella la expresión más profundamente representativa de nuestra sociedad burguesa, liberal y acomodada”; Rafael Sánchez Ferlosio, “Pecios. El Mal es un comodín ideológico”, El País, 22/01/2009, p. 33.
Fui educado en la moral de la autenticidad. Mis compañeros más radicales han acabado de catedráticos,secretarios de ayuntamiento o tertulianos. Y yo aquí donde me ven. La cosa se empezó a torcer cuando leí, con una cierta náusea, declarar a Sartre que no había sentido angustia en todos los días de su vida, y a Bernhard que se partía de risa escribiendo sus libros.
ResponderEliminarDesde entonces confío poco en la moral y mucho en el ethos de las personas.
La normalidad, como lo cotidiano, es una invención que cuesta mucho encontrar. Pero se encuentra. Quizá no en las películas americanas de gente corriente, o en la crítica apolillada antiburguesa de los intelectuales burgueses europeos. Más bien en las personas que, al menos a ratos, se esfuerzan en ser buena gente.
Me voy mañana a Santiago para hablar de entornos digitales, bioarte y neuroestética. Espero que no me pase nada. Te tendré presente en mis vinos Vicente.
Yo no estoy en contra de la normalidad psicológica (aunque es, en efecto, difícil de encontrar, sobre todo donde ahora me encuentro), pero sí muy en contra de la normalización cultural, de ese empeño de algunos en igualar culturalmente "por debajo". Sé perfectamente que tú piensas lo mismo. Contra eso es contra lo que lucho. Me encantan las personas normales, sin ínfulas, tranquilas, reflexivas. Intento contar entre ellas a mis amigos, por supuesto.
ResponderEliminarRespecto al bioarte, no sé si te comenté que te interesaría mucho la novela "Cut & roll", de Óscar Gual, que trata ese tema hacia el final de la novela, hablando de Kac y otros bioartistas. Está editada por DVD (quién si no), en 2008. Un fuerte abrazo y tómate esos vinos a mi salud, José Luis.
Preciosa su última opinión. Saludos de un ex-alumno.
ResponderEliminarLe siguo leyendo con gusto.
Juli
¿Con lo de "la crítica apolillada antiburguesa de los intelectuales burgueses europeos" se refiere a Ferlosio?
ResponderEliminarSimple curiosidad
Fouché
Acabo de llegar y gracias por los comentarios. Vicente, me haré con la novela. De momento voy a ver si encuentro el bar de la oreja de Agustín. Me dejó muy intrigado con su post.
ResponderEliminarAh, la ilimitadaaaaaaaaaaa angustia
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