Guillermo Alonso
“Si el noble no conoce ninguna frontera en la vida común, si en todo lugar puede hacerse de él un rey o algo similar, le es lícito presentarse en todas partes sereno y aplomado, puede avanzar siempre. Por el contrario, el burgués ha de tener ante sus ojos la línea que traza la frontera que nunca se ha de aventurar a cruzar. Él no puede permitirse preguntar ¿Quién eres? sino ¿Qué tienes? ¿Cuánta inteligencia, cuánta experiencia, cuánta capacidad, cuánto patrimonio?;. Si para ofrecerlo todo al noble le basta con mostrar su persona, el burgués no ofrece nada con su personalidad ni debe ofrecerlo. Aquél puede y debe aparentar, éste tiene que ser auténtico, y si intenta aparentar resulta vulgar y ridículo. Aquél debe hacer e influir, éste debe trabajar y rendir, debe formarse en una profesión para hacerse necesario y se presupone que en su ser no hay armonía ni puede haberla, pues para hacerse útil en una faceta ha de desatender todas las demás” (Goethe. Los años de aprendizaje del Wilhelm Meister).
Como resultado de sus años de aprendizaje y sus viajes con Ferrari por todo el mundo Fernando Alonso como Guillermo, el personaje de Goethe, recibe el Gran Premio de la nobleza dejando atrás a la burguesía.
Repárese en la elegancia de estos anuncios comparados con los truños del Banco Sabadell.