lunes, 21 de septiembre de 2020
domingo, 6 de septiembre de 2020
sábado, 5 de septiembre de 2020
martes, 25 de agosto de 2020
22. Estética de verano. Upload.
Junto a un
hilo thriller de baja intensidad el auténtico hilo rojo de esta temporada es la
exploración de la historia de amor entre Nora y Nathan, entre lo vivo físico y
lo vivo digital, ambos reales. De hecho, es muy significativo el embarazo al emplear
palabras como sinónimos de lo que antes estaba enfrentado dialécticamente en la
vieja terminología. El resultado es una ambigüedad muy estimulante.
La secuencia
del funeral es uno de los ejemplos más claros de la estética postdigital donde
se mezcla todo en ese digital ya consumado. Al tiempo que ve su funeral y
participa separado por una mampara física/digital, un Nathan ridículamente
customizado constata perplejo que todo se hace para él, pero sin él.
Es esta
historia de amor, que no ahorra los tópicos verbales e icónicos más kitsch
esencia de culebrones, la que sitúa esta serie en el ámbito de los imaginarios
que he mencionado y que se diferencian radicalmente de los del ciberpunk,
habitantes de la ruina urbana de los supervivientes solitarios. Aquí triunfa lo
interracial políticamente correcto frente a lo previsible caucásico y
glamouroso. Pero tamizado por la ironía. No hay el revoltijo de mezclas que hace
imposible hoy día entender los remakes de películas históricas de hace años,
con un bosque de Sherwood más variado en especímenes humanos que el arca de Noé
y una corte artúrica preludio de todos los híbridos, con géneros, razas y tamaños
futuros conviviendo como si nada fuera más natural.
La
apariencia física cambia según la disponibilidad digital y las últimas imágenes,
que dejan abierta la continuidad de la serie, ya adoptan ese color verdoso
claro hopperiano de lo degradado en una luz incierta, meditabundo, a la espera
de subir algún día desde el limbo de los 2 gigas al cielo digital de la tarifa
plus.
sábado, 22 de agosto de 2020
21. Estética de verano. Bradbury. Estética poliestética.
https://joseluismolinuevo.blogspot.com/2012/06/
"Las palabras sabían a verano. El vino era verano encerrado y taponado. Y ahora que Douglas sabía, realmente sabía, que estaba vivo, y se movía en el mundo para verlo y tocarlo, convenía que algo de este nuevo conocimiento, algo de este especial día de vendimia, fuera apartado y sellado, y abierto luego un día de enero, cuando nevara rápidamente y el sol estuviese oculto desde semanas o meses atrás, y el milagro, en parte olvidado, necesitara renovarse. Sería aquel un verano de insospechables maravillas, y Douglas quería que lo conservaran y ordeñaran. En cualquier momento bajaría de puntillas a ese húmedo crepúsculo y acercaría las puntas de los dedos.
Y allí, hilera sobre hilera, con el color suave de las flores que se abren a la mañana, con la luz del sol de junio tras una débil película de polvo, estaría el vino. Y al mirar el día invernal a través de la botella... la nieve se fundiría en pastos, en los árboles vivirían otra vez pájaros, hojas, y capullos, como un continente de mariposas que se alzara al viento. Y el cielo acerado sería azul.
Ten el estío en la mano, sírvete un poco de estío, un vasito nada más por supuesto, un sorbito para niños; cambia la estación en tus venas llevándote el vaso a los labios y empinando el estío". (Bradbury. El vino del estío)
20. Estética de verano. Upload
miércoles, 19 de agosto de 2020
19. Estética de verano. Upload
Esta cita de la Odisea, de la visita de Ulises al Hades y la respuesta de Aquiles a sus congratulaciones, da el tono de otro aspecto de la complejidad de la serie y la remite al contexto de la novela de Galouye y serie de Fassbinder ya analizados. La frase de Descartes ha sido solo un hilo conductor. En la herencia platónica idealista y dialéctica de mente y cuerpo, que pobló buena parte de los imaginarios del siglo XX las nuevas tecnologías eran tecnologías de la mente que abandona el cuerpo. A diferencia del tópico las nuevas tecnologías y lo digital en concreto nunca han sido solo cartesianas. Más bien lo contrario. Nathan, como en la cita de Homero, después de haber bebido “la negra sangre” de los gigas contratados que le hace revivir echa de menos la otra vida, la corporal, la física, llamada real, aunque le insisten para consolarle que también lo es la digital. La puntualización es muy interesante pues uno de los errores del siglo pasado y que algunos continúan cometiendo es confundir lo físico con lo real, estableciendo una antinomia con lo virtual y lo digital. Pero estos últimos son tan “reales” como lo físico, solo que distintos de ello. E incluso la “nueva estética” (como veremos) trata de erosionar esa diferencia. A pesar de que Nora le insiste en que ha renacido a una nueva vida, como Neo en secuela de Matrix, Nathan piensa que esa Afterlife no es vida. Los guiños a lo háptico no pueden ser más explícitos.
domingo, 16 de agosto de 2020
18. Estética de verano. Upload
No falta la
ironía al sexo consentido y puntuado. Nathan descubre también que la eternidad
digital es aburrida. Siempre lo mismo y, encima, está el glitch del servicio
técnico espiritual no siempre a la altura.
jueves, 13 de agosto de 2020
17. Estética de verano. Upload.
Upload no va ni de utopías ni de distopías
sino de servicios al cliente. En el 2033 parece haber un presente tan precario
como el actual por lo que resulta aconsejable a los que puedan permitírselo ir
ahorrando para un plan de pensiones de eternidad digital, una afterlife físicamente
descabezada pero mentalmente activa.
El presente
ya no camina hacia el futuro, sino que este depende de aquel: basta un delete
caprichoso para que se acabe esa eternidad digital a crédito que también puede
ser modulada según los planes de pago, es decir, gigas de existencia. Si es
cierto que el cine es una ventana al inconsciente colectivo esta serie muestra que ha cambiado en los imaginarios de futuro: del totalitarismo ciberpunk al vintage del posfascismo
posmoderno.
martes, 11 de agosto de 2020
16. Estética de verano. Upload.
Lo relevante
en los análisis de estética política no es el qué sino el cómo. En
cine salen dos películas radicalmente distintas si se ven con o sin sonido. Esto
es especialmente recomendable para los letraheridos que oyen los diálogos, pero
no ven las imágenes. Los primeros informan, las segundas conforman; oyes las
razones de los vencidos, pero vence, convence, por identificación biológica, la
fuerza de los vencedores. Es el manual de estética política desde Schiller: lo
más fuerte estéticamente es lo más bajo éticamente. Es el núcleo de las
estéticas totalitarias del fascismo moderno. Este ha ido mutando respecto a sus
métodos sin abandonar el objetivo: la conquista emocionalmente manipuladora del
poder. Lo seguimos viendo hoy día.
Si se
confunden los niveles estético y ético en los análisis políticos las
consecuencias son devastadoras para la democracia. Y deparan sorpresas
inesperadas: tanto Un mundo feliz de Huxley como 1984 de Orwell son
dos críticas totalitarias al totalitarismo, es decir, dos apologías involuntarias
de los fascismos. Los discursos de los dictadores son más potentes estéticamente
que los de El Salvaje y Winston y, al final, no hay alternativa: el primero se
suicida y el segundo traiciona. Un chollo de oposición para cualquier dictador.
La cita de
Berdiaeff al comienzo de Un mundo feliz ha señalado un posible rumbo de
los imaginarios del siglo XX en torno a las sociedades futuras de las nuevas
tecnologías. La doctrina oficial ha sido que una distopía es una utopía
consumada: un mundo feliz. Luego hay que evitar las utopías por su deriva
inevitable al totalitarismo y la falta de libertad. Al parecer, la posibilidad
de unas utopías ciudadanas limitadas ni se les pasaba por la cabeza, destinados
a caer en manos de descerebrados “elegidos” ciberpunk a quien nadie había
elegido. Es el fascismo posmoderno.
A pesar de las
jugadas de la memoria hermenéutica, de la cita de Berdiaeff, no parece nada de
esto en el tecnorromanticismo de la supuesta era “postdigital”, del siglo XXI,
en el que se inscribe Upload. Esta serie es ya posfascismo posmoderno.