miércoles, 5 de marzo de 2025

The brutalist 1

 


El comienzo hacía temer lo peor: una de esas películas con las que Hollywood se purga del sueño americano para seguir disfrutando de él. El reverso de El nacimiento de una nación. La llorera incontrolada de un histriónico Adrien Brody parecía abonarlo. Y, sin embargo, la larga duración ha permitido un desarrollo que matiza esas primeras impresiones. La interpretación modulada a lo largo del filme le ha hecho acreedor con toda justicia del premio. Yo hubiera preferido que se lo llevara Thimotée Chalamet, pero siendo joven y su personaje un Dylan imprevisible, no podía competir con la “ejemplaridad” de László Toth.

La película camina sobre el filo del “buenismo” aunque determinadas imágenes lo alejan de él, mientras que el inoportuno (desde el punto de vista fílmico) epílogo lo hunde  irremediablemente en ello. Es el truco de la moralina final, propio de las viejas películas de Hollywood regodeándose en el vicio, las escenas fuertes, durante la trama y condenándolo al final. Si el epílogo hubiera sido el prólogo me atrevo a opinar que no habría ganado tantos Oscar. Un final conceptual para una película emocional.

Tenía que ponerlo el director para hablar de un pasado bajo el nazismo que no muestra y, sin embargo, su sobrina dice que es la clave de su obra más icónica; escamoteando el origen de unos traumas que explicarían hasta qué grado el arquitecto, cuando ya empieza la película, es un hombre enfermo que llega a un país donde, por el cartel mismo de la película, ya nos hace sospechar (sin otro fundamento) que no encontrará la libertad que busca.

 La vida pasada importa porque de ella ha salido su arte. Y es que el título no alude solo a un tipo determinado de arte, no dice “brutalismo” sino “el brutalista”, aludiendo a la peculiar relación entre arte y vida, realizándose no solo en lo que han incidido las apreciaciones, el arte, sino contaminándose, más bien. El epílogo sublima esa relación, la película lo niega, una estrategia de marketing perfecta.

Toda la fuerza de la película está en la ambigüedad muy calculada de un título que se despliega en unas imágenes audiovisuales muy potentes (atención a la banda sonora) llenas de contradicciones respecto al mensaje verbal y que la hacen muy interesante y atractiva para diferentes públicos. Que es de lo que se trata. Lo iremos viendo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario