sábado, 22 de agosto de 2020
20. Estética de verano. Upload
miércoles, 19 de agosto de 2020
19. Estética de verano. Upload
Esta cita de la Odisea, de la visita de Ulises al Hades y la respuesta de Aquiles a sus congratulaciones, da el tono de otro aspecto de la complejidad de la serie y la remite al contexto de la novela de Galouye y serie de Fassbinder ya analizados. La frase de Descartes ha sido solo un hilo conductor. En la herencia platónica idealista y dialéctica de mente y cuerpo, que pobló buena parte de los imaginarios del siglo XX las nuevas tecnologías eran tecnologías de la mente que abandona el cuerpo. A diferencia del tópico las nuevas tecnologías y lo digital en concreto nunca han sido solo cartesianas. Más bien lo contrario. Nathan, como en la cita de Homero, después de haber bebido “la negra sangre” de los gigas contratados que le hace revivir echa de menos la otra vida, la corporal, la física, llamada real, aunque le insisten para consolarle que también lo es la digital. La puntualización es muy interesante pues uno de los errores del siglo pasado y que algunos continúan cometiendo es confundir lo físico con lo real, estableciendo una antinomia con lo virtual y lo digital. Pero estos últimos son tan “reales” como lo físico, solo que distintos de ello. E incluso la “nueva estética” (como veremos) trata de erosionar esa diferencia. A pesar de que Nora le insiste en que ha renacido a una nueva vida, como Neo en secuela de Matrix, Nathan piensa que esa Afterlife no es vida. Los guiños a lo háptico no pueden ser más explícitos.
domingo, 16 de agosto de 2020
18. Estética de verano. Upload
No falta la
ironía al sexo consentido y puntuado. Nathan descubre también que la eternidad
digital es aburrida. Siempre lo mismo y, encima, está el glitch del servicio
técnico espiritual no siempre a la altura.
jueves, 13 de agosto de 2020
17. Estética de verano. Upload.
Upload no va ni de utopías ni de distopías
sino de servicios al cliente. En el 2033 parece haber un presente tan precario
como el actual por lo que resulta aconsejable a los que puedan permitírselo ir
ahorrando para un plan de pensiones de eternidad digital, una afterlife físicamente
descabezada pero mentalmente activa.
El presente
ya no camina hacia el futuro, sino que este depende de aquel: basta un delete
caprichoso para que se acabe esa eternidad digital a crédito que también puede
ser modulada según los planes de pago, es decir, gigas de existencia. Si es
cierto que el cine es una ventana al inconsciente colectivo esta serie muestra que ha cambiado en los imaginarios de futuro: del totalitarismo ciberpunk al vintage del posfascismo
posmoderno.
martes, 11 de agosto de 2020
16. Estética de verano. Upload.
Lo relevante
en los análisis de estética política no es el qué sino el cómo. En
cine salen dos películas radicalmente distintas si se ven con o sin sonido. Esto
es especialmente recomendable para los letraheridos que oyen los diálogos, pero
no ven las imágenes. Los primeros informan, las segundas conforman; oyes las
razones de los vencidos, pero vence, convence, por identificación biológica, la
fuerza de los vencedores. Es el manual de estética política desde Schiller: lo
más fuerte estéticamente es lo más bajo éticamente. Es el núcleo de las
estéticas totalitarias del fascismo moderno. Este ha ido mutando respecto a sus
métodos sin abandonar el objetivo: la conquista emocionalmente manipuladora del
poder. Lo seguimos viendo hoy día.
Si se
confunden los niveles estético y ético en los análisis políticos las
consecuencias son devastadoras para la democracia. Y deparan sorpresas
inesperadas: tanto Un mundo feliz de Huxley como 1984 de Orwell son
dos críticas totalitarias al totalitarismo, es decir, dos apologías involuntarias
de los fascismos. Los discursos de los dictadores son más potentes estéticamente
que los de El Salvaje y Winston y, al final, no hay alternativa: el primero se
suicida y el segundo traiciona. Un chollo de oposición para cualquier dictador.
La cita de
Berdiaeff al comienzo de Un mundo feliz ha señalado un posible rumbo de
los imaginarios del siglo XX en torno a las sociedades futuras de las nuevas
tecnologías. La doctrina oficial ha sido que una distopía es una utopía
consumada: un mundo feliz. Luego hay que evitar las utopías por su deriva
inevitable al totalitarismo y la falta de libertad. Al parecer, la posibilidad
de unas utopías ciudadanas limitadas ni se les pasaba por la cabeza, destinados
a caer en manos de descerebrados “elegidos” ciberpunk a quien nadie había
elegido. Es el fascismo posmoderno.
A pesar de las
jugadas de la memoria hermenéutica, de la cita de Berdiaeff, no parece nada de
esto en el tecnorromanticismo de la supuesta era “postdigital”, del siglo XXI,
en el que se inscribe Upload. Esta serie es ya posfascismo posmoderno.
lunes, 10 de agosto de 2020
15. Estética de verano. Upload.
Si he dicho
que Upload es muy interesante no ha sido porque plantee los típicos
dramones de lo binario dialéctico (utopías-distopías, real-digital,
desgracia-felicidad) sino porque los recicla diluyéndolos en una ambigüedad
llena de posibilidades. En un Metro abarrotado un anuncio del paraíso afterlife,
Lake view, pasa como un banner sin que nadie preste atención, aunque si lo
merezca la cursi holografía de una escena romántica que emociona a dos
pasajeras. Este último detalle anodino es una de las claves estéticas de la
serie. Se supone que es un futuro kurzweiliano de 2033 en que pocas cosas han
cambiado y otras se creen reconocer enseguida: la distopía de un mundo postdigital
como resultado de la utopía digital ya realizada. Retazos de Un mundo feliz:
Nora Antony lleva una vida real jodida y Nathan Brown una eternidad digital
aburrida. Pero el recuerdo, el reconocer, la cita, engaña al conocer.
domingo, 9 de agosto de 2020
14. Estética de verano. Upload
Parafraseando el título de Jameson se podría describir Upload como una lógica Postdigital del capitalismo consumado. Una lógica audiovisual. Si las informaciones son correctas Daniels habría tardado 30 años en poder llevar a cabo su idea de 1990. Tres décadas que van sumando memes culturales muy perceptibles en esta primera temporada como he ido señalando. Desde el aparatoso casco noventero para la inmersión virtual a la comida 3D (“novedosa” aportación muy celebrada por el personal) sin olvidar el surtido de pellizcos anticapitalistas new age, tan de buen tono hoy día. Luego volveremos sobre ello.
Podríamos sumar
a las predicciones de Negroponte las de otro autor de esa generación y cuya
huella es muy perceptible en la serie: Kurzweil. Es todavía hoy el provecto gurú
empastillado de la inmortalidad digital, de la descarga (subida) de la mente en
el silicio que preserve de la descomposición corporal. Viejo no obsoleto, puntualiza
el viejo Terminator, antes de que le caiga la lotería de un upgrade inesperado.
Comentar detenidamente Upload equivaldría hacer un recorrido muy
instructivo por esas tres décadas. Esto es lo que convierte a una serie
mediocre, de bajo coste económico e intelectual, en algo muy interesante
desde el punto de vista estético. Comencemos por el inevitable ojo.
viernes, 7 de agosto de 2020
13. Estética de verano
Una de las
aportaciones novedosas de la llamada “estética Postdigital” en este siglo XXI sería
la “estética del glitch”. En la película de Fassbinder (recordemos, año 1973)
se desarrolla ya específicamente bajo la forma de “avería” (la vulgar Panne
en alemán), fallando la “conexión” y agarrándose desesperado el protagonista la
cabeza que amenaza estallar. Es la variante en esas estéticas del “malfuncionamiento”,
generalmente provocado. Pero está también la otra forma, en este caso más
refinada, de la “interferencia”, en homenaje al espectador desprevenido. Hay diversos
momentos en la serie, pero quizá uno de los más representativos sea el cruce
entre la imagen musical y la imagen sonora. La primera aporta la armonía
barroca, la segunda el ruido electrónico que disturba hasta predominar. En este
sentido destaca la secuencia de la cabaña en la última parte de la serie: De
fondo el adagio del sexto concierto de Brandeburgo de Bach y progresivamente entra
el chirrido eléctrico que insiste y, al final, se queda mostrando, sin
necesidad de palabras, la inconsistencia y fragilidad de lo “real” racional.
Esta es la pregunta de la que arrancará Upload (2020), núcleo de la novela de Galouye en los años sesenta y de la serie de Fassbinder a comienzo de los años setenta pasando por Nivel 13 a finales de los noventa.