Parafraseando el título de Jameson se podría describir Upload como una lógica Postdigital del capitalismo consumado. Una lógica audiovisual. Si las informaciones son correctas Daniels habría tardado 30 años en poder llevar a cabo su idea de 1990. Tres décadas que van sumando memes culturales muy perceptibles en esta primera temporada como he ido señalando. Desde el aparatoso casco noventero para la inmersión virtual a la comida 3D (“novedosa” aportación muy celebrada por el personal) sin olvidar el surtido de pellizcos anticapitalistas new age, tan de buen tono hoy día. Luego volveremos sobre ello.
Podríamos sumar
a las predicciones de Negroponte las de otro autor de esa generación y cuya
huella es muy perceptible en la serie: Kurzweil. Es todavía hoy el provecto gurú
empastillado de la inmortalidad digital, de la descarga (subida) de la mente en
el silicio que preserve de la descomposición corporal. Viejo no obsoleto, puntualiza
el viejo Terminator, antes de que le caiga la lotería de un upgrade inesperado.
Comentar detenidamente Upload equivaldría hacer un recorrido muy
instructivo por esas tres décadas. Esto es lo que convierte a una serie
mediocre, de bajo coste económico e intelectual, en algo muy interesante
desde el punto de vista estético. Comencemos por el inevitable ojo.
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