(Kubin. Autobiografía)
lunes, 30 de marzo de 2009
El ocaso del artista
(Kubin. Autobiografía)
miércoles, 25 de marzo de 2009
martes, 24 de marzo de 2009
sábado, 21 de marzo de 2009
Dr. Manhattan
Todo esto viene a cuento del bodrio estético que es la película Watchmen: un giro de tuerca respecto a El caballero oscuro. El relamido look de superhombre bien dotado que encarna el Dr. Manhattan es una versión posmoderna del Leviatán de Hobbes. Ante el fracaso de unos héroes descerebrados en proteger la humanidad de sí misma, hace falta dar un paso más y esto tiene lugar con la figura sublime (no hay nada más sublime que el PODER decía Burke) del terror que mantiene cohesionados a los súbditos del planeta.
El mencionado doctor y sus antiguos compinches están como una cabra, pero ello no les impide propinarnos sesudas elucubraciones sobre a cuántos millones hace falta cargarse para que la cosa funcione. Y con estos mimbres el metraje se hace interminable y el producto abominable.
martes, 17 de marzo de 2009
sábado, 14 de marzo de 2009
La huida como una de las bellas artes
“¿Por qué no hay héroes de la huida? Todos dicen: tú te evades de la realidad. ¿No es la huida un arte?”.
miércoles, 4 de marzo de 2009
Bolonia y la Filosofía
Dicho esto, la crítica filosófica debería contener también una autocrítica. Tengo mucha mejor opinión de la filosofía en la enseñanza secundaria que en la universidad. He sido testigo durante años de la labor abnegada de sus profesorado, y de las iniciativas con las que intentan motivar a sus alumnos. Con escasas excepciones, no ocurre lo mismo en la universidad. Se ha perdido la oportunidad de hacer planes de estudio verdaderamente nuevos, y de los máster recién implantados no llegan buenas vibraciones. En este sentido, creo que deberíamos ser un poco más honestos con la sociedad: reclamamos un trato de excelencia que no siempre nos merecemos. Entre otras cosas porque, a diferencia de lo que recomendaba Kant, quizá enseñemos filosofía, pero es incierto que enseñemos a filosofar.
martes, 3 de marzo de 2009
La tarde del lector
A veces una cita no es un lastre, sino el helio que permite volar al libro. Es lo que sucede con la cita de Goethe que aparece al final del libro: “…todo está ahí y yo no soy nada”. El libro, en este sentido, nace de un intento de “desyoizar”, de “encontrarse por fin fuera con las cosas….”. Lo curioso es que cuando uno sale fuera es cuando se queda solo, solo con las cosas, mientras que, al revés del tópico romántico, cuando está dentro, lleva todo el mundo consigo, lo saca como una tela de araña. El escritor no es escritor cuando está dentro escribiendo sobre lo que ocurre fuera, sino cuando está fuera escribiendo sobre lo que ocurre dentro.
miércoles, 25 de febrero de 2009
jueves, 19 de febrero de 2009
Una imagen en espera
"De quien más me gustaría hablar es de Edward Hopper, naturalmente de sus cuadros urbanos. Edward Hopper siempre parte de un lugar particular, incluso allí donde sus imágenes parecen abstractas y universales. Está el famoso lienzo de una calle de Nueva York con una barbería en el centro. Para mí es un cuadro que guarda una conmovedora relación tanto con el cine como con la fotografía. Lo he visto muchas veces; está expuesto en el Whitney Museum de Nueva York. He estado allí en repetidas ocasiones y siempre he pensado que, en mi siguiente visita, el cuadro cambiaría: quizá ahora hay alguien andando frente a la barbería. Es un cuadro donde siempre parece que se vaya a producir una transformación: que cambie la luz, por ejemplo. Es una imagen en espera. Guarda una gran afinidad con la fotografía, aunque, en realidad, es menos rígida que una fotografía" (Wim Wenders)
sábado, 14 de febrero de 2009
Capitalismo trascendental
miércoles, 11 de febrero de 2009
"Arte en la edad del pavo"
Entresaco dos párrafos:
“ Galerías y museos de renombre dan pábulo a artistas que se expresan con una pobreza de medios y de contenidos pasmosa, con una falsa ingenuidad, una torpeza y un falso amateurismo –la mayoría de los artistas jóvenes han pasado por las facultades de Bellas Artes y se les supone una formación. La banalidad de estas posturas es similar a las de los artistas "de club", que han introducido la discoteca, la moda y el petardeo en los museos. No es raro que, como Murakami, estos artistas ronden los cuarenta y tengan edad, por tanto, de tener hijos adolescentes”
[…] Lo subrayaba Daniele Capra, en su ponencia "Against the Aesthetics of Funny", publicada en las actas del Third CEI Venice Forum for Contemporary Art Curators (Trieste Contemporanea, 2007): la estética de lo divertido afecta tanto a las obras de arte como a la experiencia de la visita al museo. El visitante, dice, debe poder disfrutar relajadamente de lo que se le ofrece, sin que se le exija gran esfuerzo intelectual. Y, añade muy acertadamente, el kidult preferirá una exposición de arte contemporáneo a otra de arte histórico, ya que espera de aquél un componente de diversión. Incluso si lo que ve le choca o incluso le escandaliza. Es lo que comprobamos –aunque cada año menos- en ARCO”
lunes, 9 de febrero de 2009
lunes, 2 de febrero de 2009
Magnífica miseria
[...]
Así, por ejemplo, percibimos pictóricamente el contraste que se encierra en la expresión «magnífica miseria». Basta contemplar el cuadro Los apestados de Jaffa( A. J. Gros,1804) en el que Napoleón toca los bubones de uno de los apestados. Es un cuadro de los llamados«históricos», no sólo por la temática, sino porque su intención es hacer y construir historia. La historia se hace con gestos y con gestas. Es aquí la historia de un gran hombre, de un héroe, que con valentía y compasión se presenta en el lugar en que sufren sus soldados y toca sin miedo y repugnancia los bubones de los apestados. El gesto transfigura todo y los ojos apenas perciben el contraste entre los magníficos uniformes y los harapos de los moribundos, resuelta momentáneamente la contradicción en la mirada de esperanza del agraciado.
El gesto de Napoleón resalta todavía más si se compara con el de la figura que le sigue, también en gran uniforme, pero que se tapa la nariz, protegiéndose del contagio y en un gesto instintivo de asco ante el mal olor. Si la primera figura es sublime, la segunda es vulgar. Pero, además, el acto de Napoleón así narrado por el pintor tiene un carácter contextual y de legitimación, y es el de inscribir retrospectivamente el gesto del entonces general en la tradición de la monarquía legítima en la que se decía que el rey tenía poderes curativos. Hay, pues, un nítido contraste entre la impotencia de los afectados por la peste que mata y el poder del héroe que cura por delegación divina. Y qué mejor que un marco oriental para los contrastes y maravillas que sobrepasan al racionalista visitante europeo. Todo queda romantizado: peste negra envuelta en luz a raudales, amarilla, oriental. Las figuras del dolor son escultóricas, incluidas las de los más desgraciados. Un conjunto espectral.
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Cierto es que en el cuadro de Gros el objetivo no es tanto documentar como construir una identidad heroica. Géricault entrevistó a supervivientes del naufragio, casi pintó con cadáveres. En éste, Gros quizá inventa un hecho, en el pleno sentido de la palabra: encuentra lo que pone. Efectivamente, Alfredo de Paz señala (La revolución romántica) que la escena es mentira, pues Napoleón había mandado envenenar a los enfermos para que no fueran un estorbo. Lo que sí es cierto es que el tema se inscribe en uno de los hechos más brutales y repudiables de la campaña de Egipto, con fusilamientos masivos de prisioneros, escenas de violaciones y pillajes. Esta es la realidad contextual que se resiste a ser convertida en elemento de publicidad y propaganda, por lo que la opción del arte va tomando el camino en Géricault de que no puede, no debe embellecerla y sustituirla, mentir. Lo que plantea un tema fascinante y es la relación del
romanticismo con la historia, la importancia de considerar los «hechos» al hilo de la construcción de la imaginación histórica.
[...]
sábado, 24 de enero de 2009
Angustia (no poshumana) de la angustia
El diagnóstico clínico no puede ser más claro: una mujer muy sensible con una depresión que se cura mediante fármacos y terapia de conducta. No está loca, aunque éste sea su miedo (miedo al miedo) y la explicación que dan los otros a su inquietante proceder.
Esto es muy comprensible para el espectador de hoy. Pero a la altura de 1975, en el contexto del nuevo cine alemán, las cosas cambian. Piénsese en las novelas de Handke o las películas de Wenders compañero de Fassbinder. O, más tarde, en los trastornados (no locos) de Bernhard. Entonces emerge algo que se escapa al diagnóstico psiquiátrico, algo que invita a cambiar la traducción del título de la película Angst vor Angst. En vez de Miedo al miedo, Angustia de la angustia.
Como enseñó el maestro de la Selva Negra, el miedo es siempre por algo, mientras que la angustia es por todo y por nada. Cada vez que Margot se mira al espejo su yo se licua y las cosas se estremecen, se desvanecen. Busca en vano apoyatura en ellas y en los demás. La angustia sobreviene mostrando las arenas movedizas de una sociedad estable. Y se ceba en una víctima inocente que sólo quiere ser “normal”. Las mayores tragedias del yo se incuban sin un porqué en el ámbito de lo cotidiano, de lo humano demasiado humano. No dan para un arte poshumano de estética retro e ideología caducada, con tintes de género pero sin pasarse, que entonces no entra en el museo.
lunes, 19 de enero de 2009
El genio
miércoles, 14 de enero de 2009
Fotografía objeto
Ha aparecido un nuevo libro de Víctor del Río en la prestigiosa colección que edita el Centro de Fotografía de la Universidad de Salamanca, creado y dirigido por Alberto Martín.
El libro “trata de abordar esa condición por la cual la teoría de lo fotográfico se sitúa en ese lugar privilegiado, tanto para las redefiniciones de nuestras ideas sobre el arte como para proyectarse hacia un escenario futuro y definir el nuevo estatuto de la imagen”.
Con el título de Fotografía objeto se alude a un doble aspecto de la fotografía: como objeto teórico y como imagen de materialidad incierta, afectando tanto a su contexto artístico como a su circulación mediática.
Los ensayos aquí reunidos muestran una gran coherencia temática y una trayectoria investigadora sostenida que va desde el análisis del “malestar semiótico” en la fotografía a la discutida condición posmedia. El libro se lee muy bien y, al final, deja una puerta abierta a futuros desarrollos con el sugerente apartado sobre “El realismo de la imagen digital”.
lunes, 12 de enero de 2009
jueves, 8 de enero de 2009
Vivanco
…Y pienso
sin ganas ser poeta, suspender en el aire
laborioso de un día y otro día unas pocas
palabras necesarias y quitarse de en medio.
Porque uno –su difícil vivir- ya no hace falta
Si quedan las palabras. Ser poeta: orientarse,
como esa luz dudosa cruzando el descampado
y en vez de una existencia brillante, tener alma…
(Luis Felipe Vivanco. El descampado).
“No deja de ser Luis Felipe Vivanco un desconocido de lujo”. Así comienza Alberto Santamaría su excelente introducción a la antología que ha realizado, llena de conocimiento y sensibilidad. Nada como un buen poeta para rescatar a otro. No estamos ante una labor meramente una labor arqueológica, de poesía confinada a una época gris de la historia de España, sino que señala y recoge lo que de experimental puede seguir teniendo interés para los poetas de hoy.
A partir de ahora Vivanco será menos desconocido, pero mucho me temo que su reconocida mala suerte en vida le seguirá persiguiendo durante largo tiempo. Su problema es que no es apto para entrar en esa memoria histórica selectiva de los unos o de los otros. Eligió habitar un descampado interior, llevar una vida subterránea de la que dan cuenta puntual sus diarios. Y, sobre todo, hablaba por sus silencios.
sábado, 3 de enero de 2009
Lógica= Estética
En la arqueología humanista de la “tercera cultura” (integración de lo científico y lo artístico) ocupa un lugar destacado la serie Star Trek. No sólo por sus efectos especiales, de una ingenuidad deliciosa, sino por sus afectos especiales, de insólita naturaleza, algunos de factura expresionista. Me refiero, claro está, no a los suscitados por el, más bien fofo, capitán Kirk, sino a los que esconde bajo nieves volcánicas el puntiagudo Sr. Spock. ¿Cómo no enternecerse hasta las lágrimas en el episodio donde el frío vulcaniano está al borde de perecer si no logra satisfacer a tiempo la vergonzosa exigencia de apareamiento (no se habla de amor) inscrita a traición en su genética?
Los papeles de los personajes, actores y humanos en general sufren una metamorfosis. Las tecnologías supuestamente humanas eran, en realidad, vulcanianas, pues se concebían como tecnologías de la mente y no del sentimiento. Leonard Nimoy se caracteriza a sí mismo como un artista de la fotografía, con aportaciones de las que se beneficia la serie.
Sus contribuciones teóricas a la reflexión sobre “Ser y Tiempo” no son nada desdeñables, al igual que la invención de un aparato destinado a calcular su particular “ser-para-la-muerte”. Todo ello plasmado en unas sugerentes imágenes en movimiento que expresarían la nueva sensibilidad temporal, aunque no queda claro si ha leído a Deleuze.